Las pulgas de los políticos
Halle Berry, la "gatita" del cine. Habría que buscarle para ver si tiene o no una o varias pulgas.
- El gran estilo nace cuando lo bello obtiene la victoria sobre lo enorme.
Cada paso que da el zorro se acerca más a la peletería.
Proverbio chino
Por Alejandro C. Manjarrez
Cada aspirante a gobernador tiene su estilo para matar pulgas. Unos lo hacen a la usanza de la abuela, es decir, valiéndose de la “colisión” entre las uñas de los pulgares. Otros usan la ciencia para dar personalidad a este “complicado” proceso exterminador. Y los menos esperan a que el insecto muera de inanición o de calor o aplastado por las circunstancias, o incluso cerrándole el paso a los lugares donde encuentren alimento. Cada cual se mueve como puede pues.
Perdone el lector pero en esta época de tecnócratas y aprendices no se me ocurrió otra figura o metáfora que la de las pulgas, las mismas que brincan en todos los petates y dejan pequeñas ronchas después de haber pasado por los perros y gatos de la comarca política. O que les da por meterse en un cuerpo para, como ayer, asistir al Consejo Político del PRI con la deliberada intención de democratizar sus piquetes asestándolos en pieles, sean éstas cebosas, huesudas, carnosas, vetustas, morenas, malolientes, aguardientosas, trigueñas o blancas. Imagínese usted cómo sería la crónica de la pulga equis o la zeta que tuvo la oportunidad de transitar por esas humanidades, en especial la perfumada de alguno de los consejeros de postín, no por su personalidad que conste, sino por el dinero que en los últimos meses han podido juntar, lana que, hay que decirlo, en muchos casos huele medio feo, a pulga de calabozo acotaría la abuela de las uñas en colisión.
Bueno, pero el caso que nos ocupa es que esos aspirantes ya empezaron a dar color respecto al estilo que adoptarán (o adoptaron) para no violentar la ley electoral; es decir, para matar sus respectivas pulgas. Los cumpleaños, los reconocimientos a sus labores altruistas, los informes sobre las actividades y las reuniones de cuates les permiten evitar el ilícito, o sea cometer actos contrarios al ordenamiento jurídico-electoral. De ahí que ya tengamos una interesante variedad de parásitos dispuestos a morir por la causa del cuerpo que las porta.
Los cuerpos
El del “tigre” que cuenta ya con cuarenta y cinco rayas e igual número de bichos, cada uno con sus propias líneas que a lo peor son las de la cebra (léase burro decorado). El del líder del grupo “Z” que dentro de poco celebrará su cumpleaños número cuarenta rodeado de otros cuerpos dispuestos a compartir su espacio con estos parásitos testigos de la historia reciente de Puebla. El de la sangre sirio-libanesa que por caliente y rebelde ha mutado sus pulgas haciéndolas mucho más agresivas, como las abejas africanas, por ejemplo. El del “campesino” que porta la “fauna” que demuestra lo acertado de la tesis darwiniana sobre la evolución. El del “contaminado” por la fama pública del narcoalcalde cuyas pulgas, polveadas por cierto, le compraron su espacio a los parásitos tradicionales. Y el del metrosexual que cuenta con algún repelente natural contra las pulgas vulgares, nacas, petateras.
Pelos y señas
Por si acaso el lector no los identifica, aquí le va el perfil de cada uno de los “cuerpos” enunciados:
El Tigre no es el de Santa Julia, sino el de Santa Cruz Guadalupe y nunca podrán agarrarlo en una posición incómoda. Responde al nombre de Humberto Aguilar Coronado. Y es el blanco de todos los azules.
La letra “Z” identifica al funcionario que para poder llegar a él hay que recorrer todo el abecedario de la fauna política poblana, o sea empezar por la “A” y con la calma de Job caminar hasta la “Z”. Se llama Javier López Zavala.
Está más que claro que Enrique Doger Guerrero es el de la sangre caliente y además el aspirante que por culto siguió el estilo de Franz Kafka: había que transformar las pulgas en abejas no obstante del peligro que éstas corren debido a que en el piquete pueden dejar el aguijón. Hay que decir, además, que Doger es el creador de la “metamorfosis” política poblana.
Es obvio que a Jesús Morales Flores le queda lo de “campesino” en virtud de su origen y antecedentes políticos para él motivo de orgullo. En sólo dos generaciones ha evolucionado adaptándose a los distintos ambientes. De ahí que sus “mutaciones benéficas” confundan a las pulgas que buscan dónde chupar para seguir siendo parásitos, digamos que presupuestales. “Ni máiz paloma”, dicen que le dijo a los enviados de la delegada que tenían la comisión de parar en seco sus aspiraciones.
Después del quemón que propició Rubén Gil a sus cuates, socios, cómplices y aliados, el diputado Jorge Estefan Chidiac se aplicó un baño de fumigante o DDT mediático. La intención: expulsar de su cuerpo a todas las pulgas polveadas que pudieron habérsele trepado allá en la oficina que le “rentó” al narcoalcalde. Peccata minuta, le dirá uno de sus arrendatarios, el que autorizó que cada mes se le pague una buena lana por el llamado “edificio verde”, algo cercano a los trescientos duros o kilos.
Moreno Valle Rafael (así como en la escuela), el senador metrosexual (como le apoda la canalla de Xicoténcatl), es quizá el único que se da el lujo de seleccionar para escoger a las pulgas que han de brincar en su “petate” francés, la mayoría de ellas bilingües, nomás pa’que entiendan de qué se trata el proyecto que, entre otras particularidades, cuenta con su “plan B” y el “plan C”.
Ahí tiene usted, respetado lector, el estilo de “matar pulgas” de cada uno de los aspirantes más destapados, talante que irá cambiando conforme se acerque la decisión final de sus partidos. Entonces, creo, las “pulgas” y este tipo de apreciaciones saldrán sobrando. Y la seriedad desplazará a las analogías y cuasi criptogramas pensados y elaborados para que los lectores pasen un buen rato...
acmanjarrez@hotmail.com
fuente: Réplica
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