jueves, 10 de enero de 2008

Zavala un lastre

Los tiempos y la política

 

El día de ayer, un fiel lector de “Contracara” me llamó para recordarme que originalmente había dado el nombre de Rocío García Olmedo como la más fuerte aspirante a presidir la Gran Comisión del Congreso del estado. Y efectivamente, fue desde la noche del 11 de noviembre cuando manejé esa versión.

Para entender las decisiones emanadas desde los centros del poder se debe partir de la base de que “lo que hoy es, mañana no es”.

Después de conocer el resultado de la elección, era evidente que García Olmedo tenía serias posibilidades de presidir la Cámara de Diputados local, pues su añeja relación con el grupo marinista, aunada a una limpia trayectoria, la colocaban como la primera de la lista.

Paradójicamente, su cercanía con uno de los personajes más poderosos del gobierno estatal se convirtió en un auténtico lastre para sus aspiraciones. El padrinazgo de Mario Montero, lejos de ayudarla, la privó de alcanzar la máxima posición de un legislador local. Pero negar que Rocío García iba en la punta en esa carrera sería absurdo.

Ante esa coyuntura, surgió el nombre de Humberto Aguilar Viveros, éste apadrinado por Javier López Zavala. Sin saberlo, correría la misma suerte de la diputada por Atlixco.

Lo que en otras circunstancias esos padrinazgos representaban una garantía de triunfo, la guerra de titanes terminó con el sacrificio de sus peones. Ahí fue cuando Valentín Meneses apareció en la mesa de negociaciones para proponer un tercero en discordia. Fue así como en la última semana de diciembre “dio vuelta la tortilla”.

Lo que hizo el gobernador Marín no fue otra cosa que esperar el tiempo preciso para operar la llegada de Pepe Bailleres.

De ahí que el arranque de año haya sido para cabildear a favor del diputado por Tehuacán. Aferrarse al escenario que se vivía en noviembre era una necedad.

 

 

 

Comentarios a Enrique Núñez: enunez@intoleranciadiario.com

 

 

 

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