La Quintacolumna
de Mario Alberto Mejía
López Zavala vs Montero Serrano (La Otra Guerra Civil). La disputa entre Mario Montero Serrano y Javier López Zavala entró a una nueva fase en la puja por el control de la legislatura entrante del Congreso del estado.
Fajador empedernido, como buen aficionado al box que es, Montero se metió a una pelea cuerpo a cuerpo con su antecesor en la Secretaría de Gobernación y logró convencer al gobernador Marín –su amigo de casi toda la vida- de que la llegada de López Zavala al Congreso era políticamente incorrecta, sobre todo en momentos en que los ojos de la opinión pública nacional están puestos en Puebla por la controvertida decisión de la Corte en el sentido de exonerar al huésped de Casa Puebla, aunque exoneración no es un término que les guste a los ministros.
Así, pues, antes de irse de vacaciones, Marín reculó: López Zavala no llegará al Congreso.
Eso sí: le dio opciones: la dirigencia estatal del PRI o la Secretaría de Desarrollo Social.
Y más: al parecer también había determinado otorgarle la Coordinación de la bancada priista y, en consecuencia, la Presidencia de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados a uno de los suyos: Humberto Aguilar Viveros, ex director del Sistema Estatal del DIF y ex presidente municipal de Tepeaca.
(Montero pelea hasta el último momento para impulsar a Rocío García Olmedo a esa doble posición y hará todo lo posible por influir en eso).
Sin embargo, este fin de semana al parecer las cosas dieron un giro, pues según versiones de Paulo Yolatl, reportero de Intolerancia Diario,en una reunión privada efectuada en Casa Puebla, en la que participaron, además del gobernador, Valentín Meneses Rojas y Mario Montero Serrano, se decidió que José Othón Bailleres Carriles se convierta en coordinador de la bancada priista y en Presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado.
De hecho, el viernes por la mañana, en una mesa de un concurrido restaurante, se reunieron a desayunar Bailleres, Jorge Ruiz Romero, Luis Alberto Arriaga y Pablo Fernández del Campo.
El motivo no podía ser otro.
Y es que toda la felicidad del mundo irradiaba en el rostro del ex juez de Tehuacán.
De confirmarse esta versión se entendería que el gobernador no quiso apostar por ninguno de los candidatos de los dos fajadores.
A López Zavala ya le quedó claro quién es el enemigo a vencer al interior del marinismo y está tomando notas respecto a ese tema.
Lo que no define aún es su siguiente paso por la política poblana, y aunque la posibilidad de irse a Desarrollo Social le da vueltas en la cabeza, la idea de depender formalmente de Montero, convertido desde Gobernación en Jefe del Gabinete, no le atrae para nada.
No podía ser de otra manera.
Y es que ambos tienen la cabeza puesta en el 2010 y la batalla que hoy sostienen es sólo una parte de la guerra de bajo perfil que aún mantienen.
López Zavala sabe que Desarrollo Social es una dependencia atractiva por la cantidad de recursos económicos que maneja y porque, además, es la cara bonita del gobierno del estado, pues su función es dar y entregar.
La otra opción, menor, es la dirigencia estatal del PRI, de la que saldrá en unos días Valentín Meneses Rojas para irse a despachar, como siempre lo ha querido, a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Pero el PRI no es en este momento el espacio idóneo para hacer la política que requiere un personaje como López Zavala.
Peor aún: ni siquiera el que empieza es año electoral.
En ese sentido, el escenario zavalista más ad hoc es, pues, Desarrollo Social.
Claro: en el entendido de que Alejandro Armenta se fuera al PRI para operarle con tiempo a su mentor.
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