- Diputados del PRI: ni cómo ayudarlos
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Sí, ni cómo ayudar a los diputados del PRI, que no se cansan de hacer el ridículo y de evidenciar no sólo su incapacidad para hacer política, sino sobre todo su total desconocimiento del trabajo legislativo y de sus usos y costumbres, así como de los reglamentos internos que rigen la discusión, negociación y convivencia entre pares, y hasta del lenguaje técnico-jurídico que es usual en la Cámara.
Cuánta razón tenía Valentín Meneses, dirigente estatal del tricolor, cuando en diciembre pasado los sobajó en público –sin recibir réplica– y advirtió desde entonces a los medios de comunicación sobre la falta de talento (por no decir de cerebro) dentro de la fracción parlamentaria priista.
Fracción a cuyo “líder” (a control remoto) José Othón Bailleres, de entrada debió Meneses corregir la plana y regañar por haber cometido el “error” de pactar con el PAN que la presidencia de la mesa directiva fuese rotativa, para que la oposición pudiese dar respuesta al informe del gobernador, acuerdo del cual aquél penosamente debió retractarse, sin importarle que ahora todo Puebla sepa que su palabra vale menos que un cacahuate.
Y es que hasta donde se ha visto –y ya se vio lo suficiente como para llegar a un juicio–, de todos no se hace uno solo.
Incluso, los que se creía más avezados y con experiencia, como Rocío García Olmedo –que ya fue diputada–, se las han visto duras para demostrar que saben; o que saben, al menos, un poco más que sus homólogos del PAN, los cuales, aun siendo menos, no han dejado de divertirse exhibiendo como novatos y dejando como –digámoslo con amabilidad– ingenuos o lentos a los miembros de la bancada mayoritaria.
La más reciente –que no la última, de seguro– tuvo lugar el pasado jueves, cuando el panista Ricardo Macip presentó un punto de acuerdo para solicitar al pleno de diputados la aprobación de un exhorto a los 217 alcaldes de la entidad, con el fin de que eviten enajenar (transmitir a otro la propiedad de una cosa) los bienes inmuebles de los ayuntamientos a su cargo en los últimos días de sus gestiones, pues hacerlo comprometería a sus sucesores y afectaría el patrimonio municipal.
Pero el asunto hubiese pasado totalmente desapercibido si a los priistas Humberto Aguilar Viveros y Carlos Martínez, exdirector del DIF estatal y exedil de Huauchinango, respectivamente, no se les hubiese ocurrido subir a la tribuna y hacer el uso de la palabra, pues lo hicieron sólo para caer en el ridículo, exhibir su gran ignorancia y de paso evidenciar las miserias y el bajísimo nivel de su fracción parlamentaria.
Ambos pupilos por cierto de Javier López Zavala (a ver si los manda al kínder), Aguilar se atrevió a decir que el exhorto panista representaba en los hechos una violación a la autonomía de los municipios y Martínez no se quedó atrás, pues señaló que la petición de Macip encerraba una “contradicción”; según éste último, los legisladores del blanquiazul pretendían “violentar” dicha autonomía pese a que ellos han acusado al gobernador de hacer lo mismo respecto al Congreso, tanto que le han exigido respeto a la soberanía de los diputados.
Para su desgracia, y pena de todos los que sirvieron de testigos, ninguno de los dos se dio cuenta de la enorme tontería que decían y cometían, pues como bien narró la reportera Belén Cancino, en una nota publicada el pasado domingo en El Sol de Puebla, “fue la diputada panista Angélica Hidalgo Helguera, quien tras las intervenciones de los priistas, subió a la tribuna y corrigió a Humberto Aguilar y Carlos Martínez, explicándoles que el punto de acuerdo se trataba únicamente de un exhorto; es decir, de una invitación a los presidentes municipales y que, por lo tanto, no tiene obligatoriedad y por lo tanto no atenta contra la autonomía municipal” (sic).
Fue como si a Aguilar y Martínez les descubrieran la “o” por lo redondo.
Los aprendices tuvieron que tragarse sus palabras, poner cara de “yo no fui”, recoger su respectiva cola e irse, apenados –aunque sin pedir perdón– a seguir calentando la curul, de la que ojalá no se levanten hasta aprender, entre otras cosas, la diferencia entre exhorto y orden.
¿Será mucho pedir?
¿Urge un asesor a los diputados del PRI?
Claro, pero no uno, sino hasta tres.
Y es que sí: ni como ayudarlos.
¿Qué estupidez irán a cometer durante las comparecencias de los secretarios del gabinete marinista?
Además de ponerse de tapetes, ¿qué?
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