martes, 14 de agosto de 2007
Un usurpador llamado Javier López Zavala
El usurpador; un invento llamado Zavala
Arturo Rueda, tiempos de nigromante, Laquintacolumna
El invento sexenal llamado Javier López Zavala regresó a su verdadero nivel: Zavalita. El liderazgo ficticio que le otorgó la secretaría de Gobernación se terminó cuando pretendió rivalizar con el gobernador y se entronizó a sí mismo como "el hombre más poderoso del sexenio", en detrimento, precisamente, de Mario Marín. Regla básica del poder que Zavalita nunca entendió: nunca opaques a tu jefe. Por momentos, se convirtió en el vicegobernador. Más que eso: casi en el verdadero gobernador. La expresión constante de la clase priísta era que preferían reunirse con el titular de Gobernación antes que con el gobernador: "él sí resuelve cosas". La caída de Javier López Zavala tiene una sola explicación: soberbia. Un Lucifer redivivo. El ángel favorito que quiso rivalizar en poder y hermosura con la verdadera fuente. Zavala se sintió Marín, pero no era Marín.
En esa lógica, Zavala dibujó su propia caída y era cuestión de tiempo para que el gobernador se enfadase por el exacerbado protagonismo de su pupilo. La hora llegó el miércoles de la semana pasado, cuando Marín se preparaba para viajar a Miami y durante el recorrido su tradicional repaso a la prensa del día. Después de leer la columna Serpientes y Escaleras de Ricardo Morales –ubicada desde el principio del sexenio como el espacio en el que Zavala filtraba información a diestra y siniestra- el gobernador montó en cólera. ¿La causa? El mensaje de que no se iba de Gobernación y que seguiría siendo el hombre más fuerte del sexenio.
Porque si Zavala es el hombre más fuerte del sexenio, ¿Marín qué diablos es? Así lo escribió Ricardo Morales: "Zavala, inamovible en Gobernación. Aunque se llegó a especular con la probable salida de Javier López Zavala de la Secretaría de Gobernación, para buscar encabezar la lista de candidatos a diputados plurinominales por el PRI, lo único cierto es que el funcionario no se moverá de esta posición y por el contrario, como ya lo señaló Enrique Núñez en su columna Contracara, se mantendrá como el hombre fuerte del gabinete marinista y como el operador por excelencia del gobernador Marín. No por nada López Zavala es quien se ha encargado de llevar a cabo la ‘operación cicatriz’ entre los grupos priístas que quedaron resentidos luego del proceso interno de selección de candidatos. La operación del secretario de Gobernación se ha extendido durante los últimos días con otros actores políticos de la entidad".
La tendencia de Zavala a autoelogiarse a través de sus plumas favoritas acabó pasándole factura y fue la gota que derramó el vaso. Pero los elogios pagados son apenas la muestra del modus operandi del hoy candidato plurinominal al Congreso local. Durante su intenso pero efímero poder, Zavala se dedicó a fortalecer su proyecto político en detrimento del grupo del gobernador. La especia es claramente demostrable en el trato que recibieron personajes que apoyaron a Marín en campaña y que actualmente se encuentran alejados: solo los que se alinearon con Zavala sobrevivieron. Peor aún: personajes desconocidos para el gobernador se hicieron cargo de áreas centrales del gobierno estatal por recomendación de Zavala, en detrimento de los verdaderos amigos de Marín.
La soberbia del invento sexenal es más que demostrable a través de sus últimas declaraciones en la conferencia de prensa en que anunció su salida: "dejo un estado en paz social y con gobernabilidad". ¿Y quién diablos es él para usurpar la responsabilidad del gobernador?
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