viernes, 24 de agosto de 2007

Vale coordinará a diputados del H. Congreso



Tiempos de Nigromante de Arturo Rueda
artrueda@laquintacolumna.com.mx

Nuevo corredor en la sucesión

La fractura fue más que evidente. Ayer, cuando Beatriz Paredes ocupó la tribuna para lanzar su breve mensaje a los priístas que todavía permanecían en el Complejo Cultura Siglo XXI, coincidieron Valentín Meneses y Javier López Zavala, sentados codo a codo pero con un abismo entre ellos.
Es el saldo de la batalla por la lista de plurinominales: Marín impuso su decisión y el compadre también irá al Congreso local a lucha por el futuro del gobernador.
El ex secretario de Gobernación, sabedor que perdió el pulso y con los ojos de muchos priístas encima, trató de ponerse amistoso con el dirigente estatal y hacerle comentarios graciosos mientas Beatriz hablaba. Valentín ni siquiera se dignó a voltear y sólo movió la cabeza de arriba abajo. Pasados unos segundos, Zavala volvió a intentarlo y obtuvo la misma respuesta.
No hubo tercer intento, porque Paredes terminó e inmediatamente Valentín se levantó para alcanzarla en el proscenio. La evidencia de la ruptura de la burbuja marinista fue el momento estelar de la toma de protesta a los candidatos del PRI.

Blanca Alcalá debe considerarse afortunada. El PRI ya tiene a alguien peor que ella a la hora de dirigir discursos: Javier López Zavala, que con su infinitivo sioux y con la cola entre las patas, aludió a Marín en su discurso hasta en cinco ocasiones después de desafiar al gobernador el lunes pasado cuando se discutía la conformación de la lista plurinominal.
“El…único…proyecto…PRI…ej…Marín”. Alguien debería darle, con urgencia, cursos de gramática, sintaxis, pronunciación y respiración.

Corto breviario de la oratoria zavalista. “Vamos…con…alturas…de…miras”.

“No…queremos…superficios…discursivos”. “Nuestras…ideas…son…intemporales”. Quisiera seguir, pero la lista de sus incontinencias verbales fue inmensa.

Ayer, con la ausencia de Mario Marín y Enrique Doger, quedó claro que los liderazgos nuevos del tricolor apenas están en construcción.
El bajo perfil de Melquíades Morales ayudó a crear esa sensación de orfandad entre el priísmo, apenas paliada con la continua evocación al primer priísta del estado. El primero en hacerlo fue Valentín Meneses, sin duda y de calle, el mejor entre los poblanos que hicieron uso de la palabra. Fortalecido por la victoria en su enfrentamiento con Zavala, Meneses con una simple frase, dio el golpe de efecto.
“Hay ausencias que son presencias”, dijo en referencia a Marín, que oficialmente no asistió el acto por atender la contingencia del huracán Dean. Sin embargo, la verdad es que Montero bajó la orden de que ningún funcionario público debía apersonarse en el acto tricolor, precisamente, por indicaciones del gobernador.

Después de que Valentín bajó del escenario, los acarreados que ocupaban gayola empezaron a abandonar el Complejo Cultural. Un reducido grupo de zavalistas, ataviados con la playera roja que tantas desgracias provocó en la campaña presidencial de Roberto Madrazo, decidió dedicarse al desmadre y echar vivas no la candidata a la alcaldía, sino al sexo.

Con evidente nerviosismo al ver que la gayola se vaciaba, Blanca Alcalá perdió el control del auditorio, y en lugar de dejarse envolver por las porras y gritos de apoyo que llegaban desde todos lados del recinto, apresuró la lectura de su discurso crítico, en el que su tesis fundamental fue el necesario acercamiento del partido con la sociedad civil. Incómoda ante las masas, perdió la oportunidad de lucir en su día.

No se sabe si fue una omisión accidental, un lapsus non linguae, pero Blanca Alcalá jamás invocó el nombre de Mario Marín como factor de triunfo. Quizá la estrategia ante el electorado sea esa: una candidata Blanca que se deslinda del gobernador cuestionado. “De la familia y el sol, entre más lejos mejor”, se adaptaría a las necesidades de la campaña electoral “De Marín y el sol, entre más lejos, mejor”.

Veleidades de la política: hubo un día en que ser marinista era un orgullo. ¿Y hoy?

La autoridad es la autoridad. Beatriz Paredes, envuelta en un chipitulco casi propiedad de Calzonzin Aguilar Viveros, calló a los priístas desmadrosos, tomo protesta a los candidatos y elogió a Don Max Silerio Esparza por su trabajo en Puebla en menos de 5 minutos. Los mismos en que sentados juntos, Valentín Meneses ignoró a Javier López Zavala.

El saldo de la batalla es muy claro: Valentín Meneses ya corre en la sucesión, y su liderazgo es creciente, aunque el patrimonio de Zavala todavía es grande. Marín ha metido un nuevo corredor en la pista. Nada más y nada menos que su compadre.

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