Réplica y Contra Réplica
Alejandro C. Manjarrez
El otro “yo” de Javier López Zavala
Hay dos personajes en la política poblana que darán mucho de qué hablar. Son Javier López Zavala y Valentín Meneses Rojas, ambos en el umbral del estirón político definitivo. Es un par que tiene la característica de estar en el mismísimo corazón del gobernador Mario Marín Torres, ubicación que será determinante para la próxima Legislatura local. Uno de ellos, López Zavala, será el líder de los priistas. Y el otro, Meneses Rojas, el segundo en el mando pero, al mismo tiempo, el relevo natural una vez que Javier se convierta en candidato a diputado federal o en presidente del Comité Directivo Estatal del PRI,.
Estas posibilidades indujeron en el columnista la necesidad de analizar cada una de las personalidades públicas que podrían adoptar. Y hoy empiezo con la del ex secretario de Gobernación haciéndome y respondiendo las siguientes preguntas:
¿Qué hará Javier López Zavala cuando sea diputado?
Seguir aprendiendo, ya que ingresará al ámbito que antes conoció pero que de manera extraña olvidó e incluso hasta pudo haber menospreciado una vez que el gobernador lo hizo el hombre de su absoluta confianza, su operador cercano, su segundo de abordo, el que durante dos años y medio dictó la línea política y legislativa.
¿Y qué va a hacer después de que –si todo sale como lo espera el PRI– obtenga el liderazgo del Congreso local y se vea obligado a lidiar con el secretario de Gobernación, o sea con Mario Montero Serrano?
Seguir aprendiendo y de vez en vez tragar camote; es decir, comer caca y sonreír (es un dicho de la política de altos vuelos, que conste).
¿Y qué hará con los diputados de su partido y de la oposición que siempre lo verán como el enemigo a vencer?
Tratarlos como si fuesen aliados a pesar de que algunos lo critiquen, insulten y lo pongan a parir chayotes. Será su trabajo y tiene que cumplirlo a cabalidad si quiere sacar adelante las iniciativas y la cuenta pública de su amigo, el mandatario Mario Marín Torres.
¿Y cual será su relación con Valentín Meneses Rojas, su par en aquello de la confianza, la operación política, la diputación y la cercanía con el titular del poder Ejecutivo?
Granjeárselo y tratar de convencerlo para que entre los dos hagan una dupla, un frente común contra insidias, grillas, descalificaciones, infundios, rumores y los chismes mediáticos que seguramente abundarán. Ni Valentin ni Javier pueden darse el lujo de filtrar o sugerir ataques contra aquel que, según el decir de priistas, es y seguirá siendo su rival en la confianza y amistad del inquilino de Casa Puebla. Esto a pesar de que uno "estorbe" y que el otro acapare poder, recursos, simpatías, reflectores y prebendas.
¿Y cómo logrará cumplir con esas demandas digamos que personales?
Primero tendrá que bajarse de la nube (o del ladrillo o del adobe, según su punto de vista) y ver a los demás como lo que son: personas con dignidad, experiencia, talento y conocimientos tan o más consistentes que los de él. Después de ello está más que obligado a hacer acopio de mesura e inteligencia para respetar la Ley Orgánica del Poder Judicial y, entre otras funciones, dar al presidente de la Mesa Directiva en turno (el que sea) el lugar que le arrebató la costumbre y el protagonismo de quien maneja a su arbitrio la Gran Comisión. También estará obligado a revalorar para respetar la autonomía de los ayuntamientos que hasta ayer vivían presionados y controlados en exceso y con la amenaza que conlleva la existencia y manejo político del Órgano de Fiscalización Superior, instancia que se nutre, ¡oh paradoja!, con el dinero de las participaciones municipales. Y lo más difícil: dignificar el trato entre poderes dándole al Legislativo la validez y el vigor que impulsen su soberanía.
Bueno, todo ello siempre y cuando el PRI conserve la mayoría en el Congreso local. Mientras llega el día de la verdad, tengo otras preguntas:
¿Cuál tendría que ser la actitud del hoy candidato digamos que cincho?
La respuesta puede ser tan simple como los siguientes vocablos y frases: incluyente, respetuoso, simpático natural, líder de un equipo calificado (en serio y no con documentos apócrifos), sencillo, con sentido común, con actitudes positivas, interesado en sus semejantes, sincero, políticamente inteligente, con sana distancia (ahora sí), mesurado ante la divergencia, tolerante, bien informado, laxo, leído, risueño, amable, servicial y, lo más importante: sin complejos, rencillas o resentimientos sociales.
¿Podrá?
Tiene que, si desea consolidar su carrera política. Para lograrlo necesita, valga la expresión, ponerse las pilas y entender que ya no es aquel tipo con la suerte de principiante, el mismo que se hizo bolas con la Ley del Talión (pregúntele a Jesús Manuel Hernández). Y además necesita dejar de sentirse el "ahijado" consentido del gobernador o, cuando menos, hacer todo lo posible para no demostrarlo. Como diría la comadre Chona: si es necesario, tendrá que verlo en lo oscurito para evitar las habladurías…
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