viernes, 24 de agosto de 2007

Zavala anhela ser gobernador


Los candados de Mario Marín



A buen capellán, mejor sacristán.
Dicho popular


En todo hay uno que teje y otro que desteje.
Alfredo Brandán Caraffa




Por Alejandro C. Manjarrez


Hoy quedarán puestos los candados que supuestamente tendrán que proteger a la fracción priista de la próxima legislatura local. Todos ellos, obvio, de fabricación marinista, excepto, quizás, el que hará las veces de equilibrio, tanto en el ejercicio del poder que prodiga el Legislativo como en la relación o cabildeo para lo cual el próximo líder (el que sea) tiene las limitaciones que genera el desgaste natural que sufre cualquier político. Me refiero a los choques y a los malos ratos y a las disputas irreconciliables que produce el trato con la oposición, la misma que espera llegar a la Cámara de diputados para cobrarse las “afrentas”.
Póngale nombre a esos “candados”: son los candidatos plurinominales cuya inscripción quedará lista después del medio día de este 23 de agosto.
Por la tarde conoceremos ya los nombres de quiénes acompañarán en esa “meritoria” posición a Javier López Zavala. Y también podremos esterarnos de cómo concibió el gobernador Mario Marín la conformación del grupo que, según parece, habrá de tomar los lugares de aquellos que nacieron para perder. ¿Cuántos serán? Tal vez cinco o puede ser que hasta seis, dependiendo del número de diputaciones que le quiten al tricolor.
Cada una de esas cerraduras, pasadores o trancas (como guste al lector llamar a los priistas que forman parte de la estrategia marinista), tendrán el honroso papel de, en primer término, controlar las aspiraciones de López Zavala, por ejemplo, uno más de los miles de ciudadanos que anhelan ser gobernador del estado de Puebla. Y también pondrán coto a los deseos (algunos desmedidos) de Mario Montero Serrano, Jorge Estefan Chidiac, Pericles Olivares, Alberto Jiménez Merino y Alejandro Armenta, en este orden.
Aparte de lo que se espera sea una estratégica ubicación y actividad política, debemos suponer que si las cosas salen como parecen, los nombres y la experiencia de los nuevos candidatos dará a la diputación del PRI el nivel que no tendría si este partido se llevara el “carro completo”.
Ahora bien, si la intuición no me falla, apunte usted que entre los “pluris” del PRI habrá tres o cuatro con un buen discurso, digamos que parlamentario, y otro tanto con la experiencia suficiente como para aplacar a los panistas que sin duda llegarán al poder Legislativo con la espada desenvainada, de acuerdo a como lo establece su proyecto político generacional.
Pero además de la función de cerrojo que según el columnista se les asignará a los priistas que este día amarran su candidatura, algunos de ellos seguramente se encargarán de suplir las deficiencias de sus compañeros que habrán de llegar por la vía del sufragio efectivo. Así lo establece la posibilidad de que por primera vez en Puebla se dé un congreso dividido; es decir, que no haya fracción que tenga la mayoría absoluta. Y este escenario es el que, supongo, debió meter en aprietos al ciudadano gobernador, al grado de obligarlo a manejar la política precisamente protegiéndose con algunos candados. ¿Protegiéndose?, dudará el desconfiado lector. Sí, en efecto, protegiéndose porque tiene la obligación de cuidar su programa político, además de cubrir la segunda parte de su gobierno, tiempo en que los gobernadores preparan su retirada: que las cuentas públicas, que el supuesto juicio político, que las esperadas denuncias del PAN (proyecto generacional), que los ataques desde la tribuna legislativa, que los informes de gobierno, en fin, hasta que las revisiones y castigos a los ayuntamientos de la oposición, circunstancias que a veces hacen las veces de negociación.
Otra de las curiosidades legislativas que tendremos –siempre y cuando que conste las elecciones resulten como lo afirman ya las empresas especializadas en estudios y encuestas electorales–, la proyectan los llamados “partidos morralla” que logren alcanzar representación en el Congreso local. Esto porque se convertirán en los “fieles de la balanza”, debido a que con uno o dos votos podrían ser la diferencia en cualquier debate o resolución. De ahí la importancia del cabildeo y de la incorporación de priistas que pueden hacerlo con éxito, en este caso, incisto, los que llegarán al Congreso local por la vía plurinominal. ¿Será? Ya veremos, dijo un ciego.
¿Y quién es el diputado plurinominal que hará las veces de equilibrio en el ejercido del poder que emana de la máxima representación popular? Si se da lo que el columnista percibe, mañana lo sabremos… de manera extraoficial, claro.
acmanjarrez@hotmail.com
fuente: Réplica

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