martes, 26 de febrero de 2008

Tiembla el proyecto Z

El nerviosismo cunde al interior del proyecto Z, después de que no han funcionado los intentos de coscorrones que Valentín Meneses Rojas ha amagado dar a los precandidatos a la gubernatura, debido a que el todavía dirigente estatal del PRI carece de la autoridad política necesaria para regular el proceso interno, al ser público que forma parte del navalismo y que, en consecuencia, es un árbitro tendencioso que solamente saca tarjetas de amonestación a los aspirantes incómodos.

La histeria política en el grupo oficial se justifica por los acuerdos que pueden existir entre los aspirantes priístas no pertenecientes al proyecto Z. Se sabe que el jueves por la noche se reunieron Jorge Estefan Chidiac, Jesús Morales Flores y Enrique Doger Guerrero, para dialogar y tornar algunas determinaciones que les permitan subsistir en el entorno público ante el previsible embate de quienes desde el PRI-Gobierno promueven al ex secretario de Gobernación.

Se sabe que n este encuentro iba a estar un cuarto personaje… Víctor Manuel Giorgana Jiménez, que finalmente no se presentó, pero que tuvo conocimiento del encuentro, fue promotor del mismo a petición a Jorge Estefan Chidiac y se sumó a los acuerdos. Los precandidatos no oficiales externaron su lógica molestia por el hecho de que el PRI estatal, la SEP, Sedesol, la Secretaría de Desarrollo Rural y el Parlamento de la Juventud están siendo usadas para apuntalar el proyecto Z, a través de las estructuras gubernamentales.

Uno de los consensos alcanzados fue vigilar dichas estructuras oficiales (en especial) a los coordinadores del proyecto Z, (en el interior de las mismas), para impideri que se usen recursos humanos, materiales y monetarios del gobierno en esa precandidatura, ya que parece ser que la manipulación de los programas y fondos oficiales está llegando a niveles nunca vistos, ni siquiera en tiempos en que el tricolor era partido casi único.

También es importante constatar que al interior del PRI crece de manera paulatina un movimiento político que exige apertura, democracia, tolerancia y pluralidad en la sucesión estatal, para evitar imposiciones y decisiones unilaterales de quienes pretenden usar al partido como su patrimonio personal.

Es poco probable que el nuevo dirigente del partido, Alejandro Armenta Mier, reciba el visto bueno de los aspirantes ajenos al navalismo, para conducir el proceso interno, ya que se le considera un “cachorro” del ex secretario de Gobernación. De hecho, su imposición como presidente estatal priísta confirma que se pretende apuntalar el proyecto Z desde las oficias partidistas.

 

Edmundo Dantes / Cambio

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