Y no nos cumplen
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No hay gobierno –federal, estatal o municipal– que no se comprometa a luchar en contra del desempleo. Hay algunos osados, como Felipe Calderón, que prometieron en busca de los votos ser los artífices del empleo en el país, pero los hechos a diario confirman lo contrario.
La Federación informó que la tasa de desempleo en el país –de 4.06%– superó al 3.86% que esperaba el mercado a principios de año, y algo que nos llega: “en las principales ciudades fue de 4.8%” el nivel de personas sin trabajo formal.
La falta de trabajo estable en el país se disparó a niveles máximos con 4.06% en enero de este 2008, la segunda más alta en ocho años para un primer mes del año, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi).
La tasa de desempleo reportada superó a la expectativa del mercado que consideraba una de 3.86%, la cual habría sido ligeramente inferior al 3.96% de enero de 2007, esto según la encuesta realizada por la agencia Prensa de Negocios.
El 4.06%, de acuerdo a la información oficial, se ubica como la segunda mayor tasa en los últimos ocho años, para un mismo mes de enero, sólo superado por 4.2% registrado en el primer mes de 2005. Según el Inegi, el nivel de desocupación en las principales 32 ciudades urbanas del país fue de 4.81%, lo que nos pega a los poblanos, por más que secretarios y otros funcionarios traten de negar esta realidad latente.
Lo peor es que la información se contrapone a la declaración del presidente Felipe Calderón Hinojosa sobre la creación de 60 mil nuevos empleos formales en el país en los meses recientes.
Hasta el 15 de febrero pasado, el empleo formal, medido a través de los asegurados permanentes en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), era de poco menos de 14.8 millones de personas, 33.6% de los 44.0 millones de personas con una ocupación en el país.
Según el Inegi, en enero de este año, del total de personas ocupadas en el país, 8.6% o unos 2.46 millones de personas eran trabajadores sin remuneración, y el 36.6% –o poco más de 16.1 millones de individuos– eran trabajadores por cuenta propia.
Con estas cifras, que muestran la realidad, queda claro que el trabajo de los secretarios de fomento económico no sirve, y no es un problema de falta de recursos. Simplemente, el estado no es atractivo para la inversión extranjera en los tiempos de la globalización. Hagan lo que hagan, y digan lo que digan.
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