Los continuos desatinos verbales del nuevo secretario de Gobernación municipal, Juan de Dios Bravo, tienen su origen en la lucha por la candidatura del PRI en el 2010, ya que está siguiendo las instrucciones de López Zavala de golpear al dogerismo, pese a que su beligerancia lo confronta – también- con su jefa oficial, la alcaldesa Blanca Alcalá Ruiz, quien ha externado públicamente y demostrado que no quiere enfrentamientos con grupo alguno.
Pero mientras Alcalá Ruiz llama a su equipo a la mesura, al trabajo, a la prudencia y al respecto por las demás corrientes priístas, Juan de Dios Bravo aprovecha los reflectores inherentes al cargo de arremeter contra el dogerismo y culparlo de su propia incapacidad para alcanzar acuerdos con las mismas organizaciones de ambulantes, que – en su momento- el hoy funcionario municipal y su verdadero jefe, López Zavala, usaron para golpear políticamente a la pasada administración.
Lo que sucede es que Juan de Dios Bravo obedece, primeo, a López Zavala y, después, si le es posible, a Blanca Alcalá, como en su momento sucedió a enrique Doger con Omer Álvarez Arronte. El problema es que el ambulantismo es un conflicto serio que deberían abordarse sin tintes políticos, de lo contrario, la ciudad sufrirá las consecuencias de la manipulación de este tema
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