martes, 25 de marzo de 2008

Meza Vs. Zavalita

El "síndrome de Estocolmo" en el PRI

Quién no recuerda el secuestro, que tuvo lugar en un banco en Estocolmo en 1973.

 

Las cámaras de televisión captaron a los rehenes besando a los delincuentes, de manera previa a que los mismos hampones se entregaran a las autoridades. Incluso durante el proceso judicial, se negaron a declarar en contra de ellos.

 

Este inexplicable suceso ha sido utilizado por analistas en psiquiatría y en psicología para referirse a quienes, siendo victimizados, terminan por mostrar afecto y sometimiento por el victimario.

 

En Puebla parece que el "síndrome Estocolmo" se ha apoderado de algunos cuadros otrora respetables, y de otros que no sólo nunca tuvieron el respeto de la militancia, pero sí, aunque sea de manera temporal, las riendas de nuestra dirigencia.

 

En esta entrega, al igual que en las anteriores, he sustentado mis argumentos en la observación de la realidad, en la reflexión y en una actitud introspectiva de análisis a nuestro instituto político.

 

El valor de lo que aquí se plasma no requiere el aval de nadie (aunque los tenga de sobra); se apoya exclusivamente en la elocuencia de los hechos y en el peso propio de sus resultados. Ustedes juzgarán por sí mismos. No he pretendido en ningún momento trascender acontecimientos de manera vulgar o por causas de vendetta, como alternativa al discurso político oficial, que se contradice en los hechos. Por lo pronto, casi todos los interesados en la democracia partidista, incluyendo a quienes se asumen como el séquito del gobernador y sus rentistas, se empeñan en ocultar la realidad. Tal parece que algo siniestro se está fraguando, ya que se esfuerzan en que nadie se entere; dando órdenes a la cúpula del partido y estableciendo estrategias en un entramado kafkiano para combatir a los rebeldes o a los “adversarios”, quienes, paradójicamente, somos de su mismo partido.

 

Como ocurría en otros tiempos, un buen número de granujas que haciendo trampas llegaron al poder (ahora lo vivimos a nivel federal), en su momento se dijeron hombres altruistas que se sacrificarían por el bien de los demás y “harán su mejor esfuerzo por cumplir con los programas de gobierno trazados por el gobernador, haciéndolo para ello de sol a sol y sin ningún interés personal”. ¡Qué emotivo, cuanto heroísmo y sacrificio! Si así es, entonces, por la transparencia, la tranquilidad de todos y principalmente por la seguridad de que así será, que lo declaren abiertamente con todas sus letras: “NO, SEÑORES NO ASPIRO A LA GOBERNATURA, MI CARGO DURARÁ EL TIEMPO QUE DURE LA ADMISTRACIÓN DEL GOBERNADOR MARIO MARÍN TORRES”. en otras palabras, que repliquen el tan trillado "¡denme por muerto!" Entonces creeremos que su deseo por servir en la función pública es genuino, y no servirse de la función pública para otros fines que todos saben, pero como dijera Woody Allen, no se atrevían a denunciar.

 

Ya no más simulación, la simulación a nada conduce, sólo revela y confirma las perversas intenciones de quienes protagonizan el tinglado. Lo peor de todo es que los tiempos para pensar en la sucesión son muy anticipados, y esto es precisamente lo peligroso. Utilizar el tiempo necesario para los amarres, la consolidación de la cargada, dejar en claro que sí hay “delfín” y así poder utilizar el aparato de gobierno en algo que sería vergonzoso. Volver al “dedazo”, el abominable “dedazo”. Pese a ello todos se mostrarán felices, tragarán sapos y en una actitud execrable besarán a sus captores, como en el histórico secuestro en Estocolmo y sus efectos secundarios, que da título a esta participación.

 

Dejando un poco este tema, les comento que un periodista me preguntó hace unos días cuál era mi opinión de la noticia dada a conocer por el gobernador del estado, mi amigo Mario Marín, en relación al nuevo gabinete que formará parte del “relanzamiento” de su gobierno. Y yo respondí que una noticia es algo que se hace público pero que antes no se conocía; ergo, para mí la noticia nunca existió. Me explico. Era obvio que el sacrificio de Alejandro Armenta Mier (innecesario) para entronizar a Javier López Zavala en un área eminentemente ventajosa para sus aspiraciones futuras, era un strike cantado; Por otra parte, dejar en la orfandad laboral a Valentín Meneses, compadre del gobernador, era imposible. Deshacerse de la procuradora, desde la perspectiva del timonel, era una crónica anunciada, aunque la labor de Blanca Laura Villeda merece todo el respeto del mundo. Su valentía, su firmeza y probidad no quedaron en duda.

 

Volviendo al tema, como es mi costumbre, en esta obsesiva proclividad para los paréntesis coloquiales, titulo esta entrega por el hecho de que pese a que un importante número de priistas me buscaron para felicitarme por decir lo que quisieran decir, pero que por reglas para ellos no escritas no pueden (sigo sin entender esas reglas), van a aplaudir en breve los cambios que se harán en el partido, mi partido, el de todos quienes militamos en él. Entonces las renuncias por causas de salud, las declaraciones lacónicas con argumentos difusos se van a venir en cascada y la “bufalada” terminará por aceptar lo que sucede desde tiempos inmemorables: el cambio de dirigente en la persona de un estupendo servidor publico, pero puramente “institucional”, Alejandro Armenta Mier, con quien charlé vía telefónica hace unos pocos días para felicitarlo por su brillante labor al frente de la Sedesol y a quien le sugerí pedir (algo que es legítimo) al gobernador no ser movido, para dejar en su lugar a quien desde hace tiempo y formalmente hoy inicia de lleno su campaña a la gobernatura de Puebla, contraviniendo el jus soli y el jus sanguinis, para hablar entre abogados (el derecho de suelo y de sangre).

 

Pese a todo ello, vaticino que los cortesanos de mi partido vitorearán las decisiones de quien gobierna el estado, quien empieza a darle la razón al sedicente delfín y vendrán los: “estamos contigo”; “la organización fulana considera que el único que puede gobernarnos es el elegido del señor...” Vamos, lo de costumbre; sin embargo, para ellos trasciendo una anécdota que sucedió hace muchos años en un estado del norte de la República, que por no tener por el momento con precisión el lugar me concreto a citar la misma. Un general a quien el gobernador en funciones le pedía ser su sucesor, pese a ser de un estado ajeno, le respondió: “No, señor gobernador, los ciudadanos de este estado me van a mentar la madre. ¿Qué no existe una mujer de este suelo que no pueda parir a quien los pueda gobernar?” La anécdota viene al pelo, aunque mis detractores me tundan o me manden a tundir en los medios por obra y gracia del sedicente delfín, quien nuevamente me citó en privado porque estaba estupefacto por lo escrito la semana antepasada. Pero creo que ésa no era la razón verdadera; yo creo que teme que revele la lista de diputados locales que suscribieron a nombre de sus electores (háganme el favor) que estarán con él en la cargada y que sellaron un pacto de sangre y como “hombrecitos”, miembros de la maquinaria del partido y sus respectivos patrimonios políticos están a su merced, !faltaba mas!.Quien manda no es el elector, sino el elegido, ¿o ustedes pensaban lo contrario?

 

A los diputados de mi partido en esta legislatura, a quienes por supuesto omito mencionar, les digo que me encantaría saber si en verdad ya se sometieron con la abyección que me fue anunciada, y de una manera anticipada ya están en la cargada que viene, o simplemente fue una baladronada del susodicho, aunque quiero decirles que de que leí la epístola y vi las firmas, las vi y la leí, de que sea original y emanen de su puño y letra, lo pongo en duda (la pelota está de su lado, señores diputados).

 

No concebiría que representantes populares que se deben a sus electores, decidan movidos por sus propios intereses y filias, dejando a un lado a quienes los encumbraron en la curul que ahora tienen (me refiero a sus miles de electores), o será, llegado el caso, unilateral su determinación y su apoyo incondicional, según me lo comento el anticipado “delfín”.

 

Por otra parte, ¿no será que el rozagante servidor público tema, quizás, que en su conversación privada conmigo me comentó el resultado de las expresiones y adhesión incondicional de una líder del partido a nivel nacional, para que sea él quien gobierne nuestro estado? Total, que la cita no se dio; que se trataba de una trampa más para ver si la trucha pescaba el anzuelo, lo que por supuesto no sucedió. Aunque el mensaje que emplazaba a la cita, me refería el emisario, era de “suma urgencia”, por los estragos y malpasadas que había vivido el ahora “nudo”.

 

Por el momento me aliño el bigote, para contárselos en otro momento y en su oportunidad debida.

 

Decía que, el "síndrome de Estocolmo" parece que se apoderó del priismo; desoídos, maltratados, perseguidos, malheridos, defenestrados, amordazados, exiliados, desterrados... todos ellos están dispuestos a obedecer, a seguir la línea –el silencio de los corderos–. Esperar, someterse y aguantar es lo más cómodo; eso es lo que hay que hacer: las porras, los confetis, la cargada “institucional” es lo que les queda, pero es “nuestra cultura”, expresan. “Así nos hicieron y así debemos seguir”. ¿Que somos los rehenes y que estamos secuestrados?, ¿y que lo que gana es el aparato, y no el sufragante ni el candidato? ¿Una señal más clara? “Entonces ya sabemos por dónde vamos”. Presidentes municipales (no todos); consejeros (no todos), aspirantes (no todos), organizaciones populares (no todas), sindicatos obreros (no todos), empresarios (no todos), periodistas (no todos), analistas políticos (no todos), columnistas (no todos), directores de medios radiofónicos y de la prensa escrita (no todos) habrán de estar con el elegido, aunque sotto voce acepten que no lo merecemos y que esto que se escribe me dé la razón. Finalmente se alinearan (no todos) al “besamanos” (de no entregar la plaza a la derecha) y todos serán muy, pero muy felices.

 

 

 Comentarios de: Carlos Meza Viveros / Milenio Puebla

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