En un entorno político explosivo, Alejandro Armenta es la única carta que le queda a Marín para hacerla de apagafuegos desde el PRI estatal. La crispación entre los grupos, a dos años de la sucesión, ya alcanzó un nivel intolerable. A las rupturas con Enrique Doger y el clan melquiadista, más las inevitables tensiones con el nuevo gobierno municipal de Blanca Alcalá, ahora se suma el choque de Carlos Meza viveros con la burbuja marinista, a quienes reduce al nivel de pipitilla política. El lance del abogado alcanza en especial a dos personajes: a Javier López Zavala, el inferido delfín del gobernador, y a Valentín Meneses. Del primero – sin llamarlos por su nombre- refiere amenazas por negarse a apoyar su proyecto político, el segundo su brinco inminente al gabinete estatal y su incapacidad como dirigente del partido. Al marinismo le escasean apoyos y comienza a entrar en una crisis de largo aliento.
La marca marinista hace tiempo se asocia con desprestigio. No solo a nivel local, sino nacional. El último en sufrir la asociación con el gobernador poblano fue Manlio Flabio Beltrones, líder de los senadores priísta y corredor con amplias posibilidades en la sucesión presidencial del 2012.
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¿Y si no es Montero, quién diablos es el apaga fuegos del marinismo?
Valentín Meneses hace tiempo que se fugó mentalmente a su Secretaría de Comunicaciones y Transportes, aunque todavía tuvo tiempo de llamar ardido a Carlos Meza, señalando que sus críticas son producto de no alcanzar una candidatura. Javier López Zavala es un tren de alta velocidad rumbo a la candidatura tricolor del 2010; sus teléfonos están saturados por llamadas de alcaldes y líderes sociales que buscan entrevistarse con él. Javier García, con el tacto político de una rata y Pérez Salazar con el de un elefante están encerrados en su propia ineficiencia y corrupción.
Con información de Arturo Rueda / Cambio
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