La Quintacolumna de Mario Alberto Mejía quintacolumna2005@gmail.com
La Venus de Milo, la Victoria de Samotracia y López Zavala. Para quienes saben leer las señales políticas, el sábado pasado, en el hotel Villas Arqueológicas de Cholula –reducto amoroso y sexual de los políticos locales-, quedó claro que la pinche señal más esperada de la época navideña ya está aquí. Primero lo primero. Los diputados locales entrantes del PRI se reunieron en el Villas para tomar un curso de capacitación y ahí, según la norma interna, tenían que haber elegido a su coordinador de bancada. Hace tres años, por ejemplo, fue en una reunión similar –efectuada en diciembre- cuando los diputados eligieron, por consenso, a Rafael Moreno Valle Rosas para esa posición. Resulta inexplicable que esta vez se haya pospuesto la decisión. Si le creemos a quienes aseguran que la decisión final beneficiará a Rocío García Olmedo o a Humberto Aguilar Viveros (la versión de que Pablito Fernández del Campo podría ser el líder es una vacilada), no habría obstáculo alguno para que los legisladores priistas hubiesen elegido a cualquiera de los dos. Las dudas matan: ¿por qué no lo hicieron? ¿Por qué tuvieron que posponer hasta enero próximo la esperada decisión? La respuesta parece ser una: que el que va a ser aún no es. En otras palabras: Javier López Zavala sólo puede llegar a la diputación local en enero, luego de que los legisladores se reúnan para elegir a los integrantes de la Mesa Directiva que encabezará los trabajos del Primer Periodo Ordinario de Sesiones. Si unimos todos esos elementos, y pensamos que en Puebla la política, parafraseando a Luis Cardoza y Aragón, es la Venus de Milo llevando en sus manos la cabeza de la Victoria de Samotracia, ya podemos imaginar el desenlace. Lo que sí parece claro es que García Omedo será la presidenta de la Mesa Directiva durante el primer periodo ordinario, lo que la llevará a responder el tercer informe de Mario Marín… Siempre y cuando el gobernador decida acudir a la sesión inaugural de la nueva legislatura para leer su informe y no lo entregue por escrito, como algunos altos personajes políticos recomiendan para evitar conflictos relacionados con el caso Marín-Cacho.