lunes, 3 de septiembre de 2007

Zavala ante el 2010



ENTRELINEAS / e-consulta
Por Rodolfo Ruiz R.

* La disputa por el 2010, pasa por estas elecciones* Blanca Alcalá y Toño Sánchez, traiciones en puerta* Mete el PRD al Instituto Electoral en un dilema. Uno de los mayores atractivos de los comicios locales de noviembre, más allá de quién gane la mayoría legislativa y el ayuntamiento de Puebla, será observar a los actores que en éstos participan, jugándose su futuro político de cara a las elecciones de 2010 para gobernador del estado.

En el PAN, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, no sólo contiende por la presidencia municipal de Puebla, sino también por asegurarse un lugar privilegiado en la lista de aspirantes a la gubernatura del estado.

Y lo mismo sucede en el PRI con Blanca Alcalá Ruiz, aun cuando ésta ni siquiera ha externado algún comentario sobre el particular. Sin embargo, es obvio que si la candidata de la coalición Unidos para Ganar se hace de la alcaldía, su nombre y los grupos políticos que la impulsan estarán metidos de lleno en la puja por la sucesión del gobernador Mario Marín Torres.

Planteo lo anterior en aras de subrayar que el triunfo de Antonio Sánchez o Blanca Alcalá no sólo dependerá de lo que ambos hagan o dejen de hacer, sino de las acciones que los grupos al interior de sus respectivos partidos políticos desarrollen a favor de su causa o en contra de ella.

Pregunto: ¿A poco a todos los grupos y corrientes del PAN les conviene que Antonio Sánchez gane el gobierno de la ciudad capital, a sabiendas que éste en un arranque de sinceridad o en un lapsus brutus ya confesó no será alcalde de tres años, sino de dos, pues el tercer año lo dedicará a buscar la gubernatura de la entidad?

Evidentemente no.

No es un secreto que uno de los actores menos interesados en el fortalecimiento de Antonio Sánchez es el senador Rafael Moreno Valle Rosas, quien aun sin ser miembro activo del PAN viene operando toda una estrategia para sumar adeptos, controlar estructuras y comprar voluntades con miras a convertirse en los tres años siguientes en el abanderado de este partido a la gubernatura.

Otro actor que si bien ha dado muestras de disciplina, al aparecerse en el registro de Antonio Sánchez ante el Instituto Electoral del Estado, es la señora Ana Teresa Aranda Orozco, quien aún no pierde la esperanza de llegar a despachar a Casa Aguayo como la primera gobernadora de Puebla.

Por el lado del PRI, creo es el escenario es parecido. De ahí que actores como Javier López Zavala, candidato a diputado local por la vía plurinominal y coordinador estatal de Promoción al Voto manden el mensaje a sus operadores de que la prioridad es garantizar la mayoría parlamentaria más que las presidencias municipales.

La posición de López Zavala es comprensible, pues su futuro político dependerá de los resultados que obtenga el PRI a nivel estatal. Si el tricolor gana la mayoría de los 26 distritos locales, él no sólo estará en condiciones de coordinar su fracción parlamentaria y presidir la Gran Comisión de la LVII Legislatura, sino de aspirar a dirigir el Comité Directivo Estatal del PRI con miras a los comicios del 2010.

La duda se impone: ¿Qué gana López Zavala si Blanca Alcalá triunfa en las elecciones? ¿Acaso un nuevo competidor, que no sólo tendría el respaldo de una estructura como el gobierno municipal, sino el apoyo de grupos que el marinismo ha marginado o desplazado por estar identificados con los ex gobernadores Manuel Bartlett Díaz y Melquiades Morales Flores?

La misma interrogante habría que plantearla a otros actores priístas con aspiraciones de gobernador, como el actual presidente municipal de Puebla, Enrique Doger Guerrero.
En suma: creo que la victoria de Antonio Sánchez o Blanca Alcalá dependerá en buena medida de la lealtad y disciplina partidaria que demuestren sus correligionarios y grupos, es decir, de su talento y capacidad para prevenir y neutralizar las posibles traiciones o zancadillas de quienes lo perciban como un peligro de cara al 2010.

EN CORTO

Los desacuerdos al interior de la coalición Por el Bien de Puebla sobre su candidato a la presidencia municipal de Puebla ahora se han trasladado al Instituto Electoral del Estado, que tendrá que resolver en el transcurso de las próximas 24 horas cuál de las dos planillas que se registraron es la buena, si la encabezada por Samuel Malpica Uribe o la presidida por la ex diputada local Susana Wuotto Cruz. La planilla del destituido rector de la UAP fue registrada por la delegada del CEN del PRD y por el secretario general del Comité Ejecutivo Estatal, Verónica Juárez Piña y Ambrosio Linares, respectivamente, con el aval de Nueva Izquierda y del vocero nacional perredista Gerardo Fernández Noroña. En cambio, la de Susana Wuotto fue registrada por la presidenta estatal del PRD, María Elena Cruz Gutiérrez, y por el presidente y secretario estatales de Convergencia, José Juan Espinosa Torres y Jorge Luis Blancarte, integrantes del órgano de gobierno de la coalición Por el Bien de Puebla. Pero el conflicto va más allá de las divergencias al seno del PRD y Convergencia, pues la UAP -a través de Rafael Torres Rocha "El Lobito"-, el PRI, por conducto de Javier López Zavala, y la Secretaría de Gobernación del estado se han sumado a las presiones que buscan echar abajo la nominación de la perredista Susana Wuotto Cruz. No está de más apuntar que estas presiones también han llegado al Instituto Electoral del Estado, que muy a su pesar tendrá que definir cuál de las dos planillas registradas es la buena: si la que inscribieron los dirigentes estatales del PRD y Convergencia, quienes forman parte de la planilla de Wuotto, o la que quieren el PRI y Gobernación, encabezada por Samuel Malpica, y que estiman sería menos dañina para la candidata de la coalición Unidos para Ganar, Blanca Alcalá Ruiz. ***** Y hasta la próxima.

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