INTRAMUROS / Rodolfo Ruiz
El Órgano de Fiscalización Superior del Congreso del estado se ha convertido un nuevo frente de disputa entre los marinistas.
El Órgano de Fiscalización Superior del Congreso del estado se ha convertido un nuevo frente de disputa entre los marinistas.
Se lo disputan el presidente de la Gran Comisión del Congreso local, Pericles Olivares Flores y el contralor del estado, Víctor Manuel Sánchez Ruiz.
Ambos pretenden debilitar, desde ahora, el liderazgo de Javier López Zavala en la próxima Legislatura.
La historia es interesante.
A propuesta de Víctor Manuel Sánchez Ruiz, con la aprobación del otrora supersecretario de Gobernación Javier López Zavala, la mayoría priísta designó a Víctor Manuel Hernández Quintana como auditor general del Orfise.
Luego de la designación, tanto Pericles Olivares como Víctor Manuel Sánchez, presentaron sus facturas y exigieron posiciones estratégicas al interior del Órgano encargado de la revisión de las cuentas públicas.
Pero el auditor general sólo aceptó la propuesta de su entrañable amigo e impulsor, es decir, marginó a la Comisión Inspectora, al lleno del Congreso y ¡oh gravísimo error! al propio Pericles Olivares.
Actitud imperdonable que irritó al multichambas del Congreso.
La respuesta no se hizo esperar.
Fue contundente.
Filtró a los medios de comunicación la presunta relación íntima del hoy desleal Hernández Quintana, con una abogada de apellido Ratoni, propuesta para la Dirección Jurídica, a quien supuestamente, como premio de consolación, el auditor del OFS le asignó una camioneta oficial y un salario decoroso, muy decoroso, para que mitigara su pena.
Ya sin obstáculos, Pericles Olivares designó a Roberto Díaz Sainz, para que revisara el trabajo del equipo de José Doger Corte.
Lo curioso de esta designación es que no hay nombramiento oficial y que la revisión del ejercicio de José Doger se hace a hurtadillas de la Comisión Inspectora y la Gran Comisión.
Pero más allá de una presunta acción en contra del auditor general saliente y su equipo, una cosa es cierta: ambos personajes, Olivares Flores y Sánchez Ruiz, pretenden el control político del Orfise
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