miércoles, 12 de septiembre de 2007

Se esconde el hermano incómodo de Zavalita


Se esconde el hermano de Javier López Zavala

El secretario Técnico de la Dirección General de Ceresos no quiso dar la cara para explicar las irregularidades en los penales poblanos

Efraín Núñez Calderón / Cambio

Filiberto López Zavala, secretario Técnico de la Dirección General de Centros de Readaptación Social (Ceresos), se negó a dar una explicación sobre las irregularidades como el contrabando de licor y droga, comercio de servicios sexuales, así como la explotación laboral, entre otras, que se registran al interior de los reclusorios poblanos, según denunciaron a CAMBIO los propios internos.


Este diario buscó al hermano del ex secretario de Gobernación Javier López Zavala —actual coordinador de Promoción del Voto en el PRI— en la Dirección General de Ceresos, ubicada en la 31 oriente esquina con 25 sur, sin embargo, se descubrió que las oficinas Filiberto López Zavala se ubican en la 35 oriente 1006, las cuales son más grandes que las del propio director, Aldo Enrique Cruz.


Filiberto López Zavala, mejor conocido como Fili, o el hermano incómodo, se excusó a través de sus colaboradores, primero argumentando que se encontraba en una reunión importante y luego manifestó que iría a un recorrido por las instalaciones de un reclusorio.


Esta casa editorial ha publicado desde el lunes pasado, una serie de testimonios de internos de los penales poblanos, respecto a un sin número de anomalías cometidas por Filiberto López Zavala, en contubernio con sus colaboradores y del propio Aldo Enrique Cruz.


Según los denunciantes, en todos los penales del estado se trafica cocaína, marihuana y chochos, mercancía que es distribuida por los custodios o “señores oficiales”, que es como los internos deben dirigirse a ellos.


Asimismo, en el patio de visitas del reclusorio de San Miguel se colocan cobijas en forma de carpas, dentro de las cuales se realiza el intercambio sexual. Se rentan prostitutas en 300 pesos por cada interno que desea contratar estos servicios. A través de estas denuncias se conoció que se colocan alrededor de 60 carpas, dos veces por semana.


Pero sin duda las anomalías más significativas son los negocios que dejan ganancias jugosas a la burocracia de Ceresos que los manejan. Se trata de las tiendas que venden a un precio más caro de lo normal productos de abarrotes.


Se junta a este tipo de negocios la maquiladora del penal de Tepexi, que por más de nueve horas de trabajo le paga a los internos que laboran en ésta apenas 280 pesos por semana, con sueldos a destiempo sin justificación alguna.


En este mismo reclusorio se les vende madera de baja calidad a los artesanos a un precio que supera la madera en el mercado normal, ya que un polín cuesta 120 pesos. De igual forma se denunció que a los internos que no están de acuerdo con estas medidas, se les aplica el llamado tratamiento “especial”, consistente en golpes, toques eléctricos y tormentos sicológicos.

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