miércoles, 5 de septiembre de 2007

La cola del chango en el PRD


Los Conjurados Erika Rivero Almazán
losconjurados76@hotmail.com


De cómo el PRD se desplomará como tercer fuerza política y estar conciente de ello

Javier López Zavala y Luis Miguel Barbosa son grandes amigos. Y cuando hay amistad de por medio, los favores suelen pedirse y cumplirse, sin descartar los intere$e$ propios del momento.
El primero le pidió al segundo que mandara a la congeladora a Susana Wuotto: ésa fue la promesa que le hizo Zavala a Blanca Alcalá, ya que por mera estrategia, una segunda mujer en la contienda a la presidencia municipal restaría votos a la propuesta priísta.
Barbosa le dio un si, gustoso.
Ni tardo ni perezoso, cumplió la encomienda de su amigo de manera inmediata: y de paso, obedecería el capricho de su bilis: construir un nuevo obstáculo para su tan odiada Susana Wuotto.
Para nadie es un secreto la enorme rivalidad entre la alumna y maestro que surgió desde hace una década en las filas del perredismo tehuacanero y se desató durante el periodo legislativo de Susana.
Este episodio fue un eslabón más en la cadena que construyó el PRD para designar a su candidato a la alcaldía: Samuel Malpica Uribe, exrector de la BUAP.
Para entender el curso político-electoral que está tomando el PRD en el estado, primero, debemos analizar el factor humano de sus dirigentes. De lo contrario, sería imposible.
Pues, ¿quién en su sano juicio podría apostarse por un candidato tan quemado y descafeinado como Samuel Malpica?
Su postulación como aspirante a la presidencia municipal de Puebla amenaza con mandar al sótano al PRD como fuerza política y heredarle un posible tercer lugar al Panal.
¿Por qué denostar a otras figuras con mayor prestigio y presencia?
Incluso, la propia Wuotto resulta un activo mucho más interesante, con todo y sus 6 años en la congeladora política: su aire intelectual, discurso combativo, inteligente y el factor ‘ser mujer’ hubiera significado para el PRD una promesa mayor de pesca de votos que el exporro Malpica.
¿Qué fue lo que ocurrió en el Sol Azteca?
¿Por qué no alcanzó a consolidar la más importante candidatura (a la alcaldía de Puebla) con un exrector Enrique Cárdenas, con Roberto Ruiz Esparza, con Gabriel Hinojosa... y muchos otros que formaron parte de la lista de prospectos?
Regresemos al factor humano: ahí está la clave.
Como ya se publicó hace dos meses en este espacio, María Elena Cruz, dirigente del PRD rompió con el gran cacique del perredistmo poblano, Luis Miguel Barbosa, y optó una alianza con su homólogo de Convergencia, Juan José Espinosa, la cual, dicho sea de paso, fue exitosa porque logró impulsar a muchos candidatos en el interior del estado, muy a pesar de Barbosa.
Ya engolosinada y respaldada por el poder que le da su jerarquía, María Elena llegó más lejos: llamar a la archienemiga de Barbosa para invitarla a la candidatura a la presidencia municipal, a sabiendas del impacto y la guerra sin cuartel (¡otra!) que provocaría.
Susana, entusiasmada por el respaldo del duo rebelde, aceptó abandonar sus aspiranciones a la alcaldía de Tehuacan para ir tras un pez gordo, el mismo que se le resbaló entre los dedos hace 6 años, cuando en verdad sus bonos políticos eran altos y podría garantizar mejor resultados para el PRD que ahora.
Cuando se enteró de tal noticia, Barbosa juró venganza y jamás perdonar la rebelión de su alumna (como tampoco perdonó en su momento la de Wuotto).
Así fue como inició la guerra personal de Barbosa contra María Elena, José Juan y Wuotto, la cual ganó, lo que confirma que en Puebla, sólo sus chicharrones truenan.
Solicitó audiencia con Leonel Cota Montaño y explicó el caso, incluyendo la supuesta compra-venta de candidaturas por 10 millones de pesos que supuestamente se llevó a la bolsa María Elena, precio por prestarse a las negociaciones con Convergencia.
El contraataque no se hizo esperar: Susana Wuotto salió a los medios y señaló a Barbosa con fuego acusador como causantes de la debacle perredista. Además, advirtió que no permitiría que nada ni nadie metiera mano en la lista de regidores, ya que ella se encargaría de seleccionar una propuesta ciudadana: la sorpresa fue que designaba a Julián Rendón, secretario de Asuntos Electorales y gran amigo de María Elena, así como Horacio Gaspar Lima, amigo personal de Wuotto, y otros personajes de medio cachete del perredismo como los primeros lugares de su lista.
La actitud bélica de Susana no gustó a Cota Montaño.
Aún así, la dirigencia nacional optó por alejarse de los chismes de lavadero de Puebla y contratar los servicios de una empresa encuestadora: Covarrubias fue la elegida, la cual integró en sus estudios de opinión los siguientes nombres: Rodolfo Huerta, José Juan Espinosa, Jaime Ornelas, Susana Wuotto, Samuel Malpica y Carlos Hernández.
Para sorpresa de todos, Susana y Samuel ocuparon el puntaje más alto, con un empate técnico y una ligera ventaja para Wuotto.
Fue entonces cuando el dúo quiso dar un madruguete: inconformarse con el instituto electoral ya que ambos en calidad de presidentes estatales de su partido sólo ellos podrían designar candidatos, haciendo a un lado a la delegada enviada por el CEN, Verónica Juárez Piña.
Y también, inscribieron a Wuotto y a su planilla en la competencia por la alcaldía, cuando ya el Instituto tenía la propuesta de Samuel Malpica.
La guerra termina cuando Cota Montaño y el Consejo Electoral Nacional del PRD envía un escrito al Instituto para ratificar a Verónica Juárez como única intermediadora.
Barbosa había ganado: impuso a Samuel, y con él, algunas propuestas a la regiduría: Jaime Cid, quien acaba de terminar su gestión como director de Electrónica de la Buap, así como gente fiel a la causa de Barbosa: Mari Cruz Ojeda León y Georgina Carcaño Jiménez, en segundo y tercer lugar respectivamente.
Barbosa ganó, aunque el PRD no.
Así las cosas.

No hay comentarios: