La Jornada de Oriente
Una familia de pepenadores fue despojada de su vivienda por Óscar Aguilar
Por estos días, la familia Mortier Patiño habita una construcción en obra negra por las inmediaciones de Ciudad Universitaria, pero el inmueble les ha sido requerido por el dueño
Foto: José Castañares Martín Hernández Alcántara
Puebla, Pue. Una familia que vive de la pepena acusó al titular del Instituto Poblano de la Vivienda (IPV), Óscar Aguilar González, de haberla despojado de una casa que el gobierno estatal que encabezó Melquiades Morales Flores les donó. Según la versión de los afectados, el funcionario no sólo les arrebató su morada, sino que además permitió que terceros se apropiaran de sus muebles.
Los hechos fueron contados por sus protagonistas: Miguel Ángel Mortier Sánchez, pepenador de 31 años y su esposa, Olivia Verónica Patiño Rojas de 35. Los acompañaban sus pequeños hijos: César Jesús de ocho años y nueve meses, Luisa Laura de cuatro años y cinco meses y Carmen Rocío, de dos años siete meses.
Hace tres años, Mortier Sánchez, pasó por una mala racha. Era noviembre de 2004 y comenzaba la temporada baja en su oficio. La recolección de metales, periódico, latas, cartón y demás materiales de desecho desciende y no vuelve a subir sino hasta marzo. Así, sus entradas de entre 100 y 150 pesos al día por la venta de lo que le obsequian o recoge en la calle bajan hasta a 50 pesos diarios.
La merma en los ingresos obviamente suele poner en aprietos a su familia. En ese invierno no pudo solventar los costos del arrendamiento de su morada y la casera lo desalojó con sus dos hijas y su mujer embarazada.
Para colmo de males, Miguel Ángel, por esos días levantó un cargamento de metal cromado que le regalaron. El contacto con el material, por una razón que el recolector ignora, lo dejó ciego. Cuando perdió la vista, su cónyuge lo llevó a la Cruz Roja para que recibiera atención. En el nosocomio de la institución fue encontrado por Juan Carlos López Rojas, quien entonces era el reportero de la cadena Radio Acir –hoy Cinco Radio–, y es actualmente titular de la Subdirección de Prensa y Difusión de la Procuraduría General de Justicia.
López Rojas dio a conocer a la opinión pública el drama del pepenador en el noticiario Buenos Días y el conductor del noticiario radiofónico más escuchado en la capital poblana, el periodista Javier López Díaz, solicitó a su auditorio donativos que le ayudaran a comprar el medicamento que necesitaba para su recuperación.
Lo mismo hizo la jefa de Producción del consorcio radiofónico, Maricarmen Amo, quien en su programa realizó un llamado a la solidaridad de los poblanos.
La respuesta de los escuchas fue generosa, pues no sólo aportaron dinero para la cura, sino que dieron otros obsequios. El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia también les proporcionó despensas y entonces apareció Óscar Aguilar González, quien por órdenes de Melquiades Morales Flores, a la sazón titular del Poder Ejecutivo y hoy senador de la República por el Partido Revolucionario Institucional, prometió regalarles una de las moradas construidas por el IPV.
El 25 de enero de 2005, Miguel Ángel Mortier Sánchez todavía padecía la ceguera y Verónica estaba a punto de dar a luz, esperaba el nacimiento de su hija, Carmen Rocío. En esas condiciones precarias, Aguilar González citó a los recaudadores de desecho en sus oficinas.
Durante tres días consecutivos, del 28 al 31 de enero, la pareja y sus vástagos acudieron al Instituto Poblano de la Vivienda (IPV) y estuvieron ahí desde las 8 de la mañana hasta las 23 horas, aproximadamente. Lo que primó fue la espera, pues, auxiliado por su esposa, Mortier Sánchez hacía algunas rúbricas, pero el resto de la jornada eran espacios muertos en los que apenas probaban alimento y agua.
La noche del tercer día, desesperado por que nada sucedía, el paterfamilia explotó y confrontó a Aguilar González, exigiéndole que le entregara los documentos firmados. Según la versión de los pepenadores, el servidor público reaccionó iracundo, pero favorablemente, pues le ordenó a sus subalternos que de inmediato trasladaran a los Mortier Patiño a su nuevo hogar. Era la media noche.
“Ni aunque pasen 20 gobernadores”
Los recolectores y sus tres hijos fueron llevados a la colonia El Refugio, conocida popularmente como “Casa de los Policías”, pues es un complejo habitacional habitado primordialmente por elementos de la Policía Estatal y Judicial.
Los funcionarios del IPV les abrieron el inmueble localizado en la calle Metepec, lote 12 de la manzana uno. Les otorgaron las llaves y les aseguraron que de ahí en adelante nadie les podía quitar su casa, incluso les entregaron un documento que los reconocía como apoderados.
“Nos dijeron que ni aunque desapareciera el Instituto Poblano de la Vivienda, ni aunque vinieran 20 gobernadores o 20 presidentes nosotros nos iríamos”, recuerda Olivia Verónica Patiño Rojas.
López Díaz y Maricarmen Amo prosiguieron con la solicitud de apoyo para Mortier. La gente aportaba ropa, cobertores, comida y dinero, lo suficiente para comprar el pomo con 20 pastillas que semanalmente necesitaba para recobrar la visión. Durante varias semanas, cada lunes, Verónica Patiño acudió rigurosamente a las instalaciones de la cadena radiofónica para recibir la ayuda. La dieta del pepenador fue complementada con dosis de vitaminas A, B y C.
Pocos días después de que la familia recibió su casa, Óscar Aguilar González les pidió que acudieran a Radio Acir para manifestarle públicamente a él su agradecimiento y así lo hicieron.
“Es lo más hermoso que hemos vivido”, exclamó Verónica, emocionada al contar ese episodio de sus vidas. Al evocarlo con su pareja, los dos están a punto de llanto.
“¡A chingar a su madre!”
La suerte parecía sonreírles al fin a los pepenadores. Pero el 9 de enero de 2006, personal del Departamento Jurídico del IPV les informó que tenían que desalojar la vivienda que la dependencia les había entregado, porque ésta era objeto de un litigio judicial.
Desconcertados, los recaudadores les explicaron a los emisarios del gobierno que su vida había tomado un giro favorable, que se habían estabilizado y les pidieron que los dejaran allí, que se honrara la promesa que les hicieron. Los empleados respondieron que serían reubicados.
Ante la reticencia de los Mortier Patiño, los servidores públicos endurecieron su postura hasta el insulto: “¡Pues si no obedecen, ni casa, ni reubicación, ni nada y se van a chingar a su madre!”, recuerda Miguel Ángel que les espetaron. Ante la sorpresa del reportero, el recolector exclama indignado: “¡Y si usted no me cree que eso me dijeron, yo voy al instituto y busco al hombre que nos lo dijo y se lo repito en su cara!”.
Ante La negativa de los afectados, el gobierno ejerció la prepotencia: a la mañana siguiente, el 10 de enero de 2006, tres camionetas con personal del Instituto Poblano de la Vivienda irrumpieron en la casa de los Mortier Patiño y los desalojaron. Con lujo de violencia comenzaron a sacar sus muebles y los subieron a los vehículos. Impotentes, los pepenadores les suplicaron que no los echaran, pero sólo recibieron sorna como respuesta.
En el trayecto, la gente del gobierno les informó que su nuevo hogar estaría en Casa Blanca, una localidad ubicada en la población de Amozoc, en la periferia de la ciudad de Puebla. Empero, el convoy pasó de largo por ese lugar.
Los pepenadores inquirieron nuevamente a dónde los llevaban, les contestaron que al centro de Amozoc, pero se trataba de otra mentira. Los Mortier Patiño protestaron y su persistencia logró arrancarles a los funcionarios el verdadero destino: “Los vamos a llevar a Villas de Amozoc”. La colonia se encuentra prácticamente a los pies de un cerro.
Resignados, los pepenadores asumieron su nuevo domicilio en la manzana 5 del lote 13, en la calle Villa Rica. Vivieron ahí durante seis meses con las dificultades que implicaba su trayecto de ida y vuelta diariamente a la capital estatal, donde recogen los desechos. “En los pueblos las personas casi no se deshacen de nada”, comenta la esposa.
Todos los días la familia iba y venía de Amozoc a Puebla. Un día de julio de 2006 al regresar a su casa se dieron cuenta que alguien estaba adentro. Tocaron la puerta y salió una niña de aproximadamente 12 años, quien al verlos, cerró de inmediato. Verónica Patiño alcanzó a ver que dentro estaba también una anciana.
Los Mortier decidieron retirarse ese día a pedir una explicación al IPV, que jamás encontraron. Verónica regresó varios días después a la casa de Amozoc, estaba llamando a la puerta cuando apareció un grupo de mujeres armadas con palos y piedras y una actitud amenazante. Las encabezaba una fémina a la que la pepenadora sólo identifica como Carmela y quien era presidente de la Mesa Directiva. A punta de insultos las mujeres la corrieron.
Ha pasado más de un año desde esos acontecimientos y a la fecha ninguna autoridad le ha dado la cara a los pepenadores. La familia quiere recuperar al menos sus muebles.
Por estos días habitan una construcción en obra negra por las inmediaciones de Ciudad Universitaria, pero el inmueble les ha sido requerido por el dueño. La cuenta regresiva para buscar un hogar, ha iniciado nuevamente.
Los hechos fueron contados por sus protagonistas: Miguel Ángel Mortier Sánchez, pepenador de 31 años y su esposa, Olivia Verónica Patiño Rojas de 35. Los acompañaban sus pequeños hijos: César Jesús de ocho años y nueve meses, Luisa Laura de cuatro años y cinco meses y Carmen Rocío, de dos años siete meses.
Hace tres años, Mortier Sánchez, pasó por una mala racha. Era noviembre de 2004 y comenzaba la temporada baja en su oficio. La recolección de metales, periódico, latas, cartón y demás materiales de desecho desciende y no vuelve a subir sino hasta marzo. Así, sus entradas de entre 100 y 150 pesos al día por la venta de lo que le obsequian o recoge en la calle bajan hasta a 50 pesos diarios.
La merma en los ingresos obviamente suele poner en aprietos a su familia. En ese invierno no pudo solventar los costos del arrendamiento de su morada y la casera lo desalojó con sus dos hijas y su mujer embarazada.
Para colmo de males, Miguel Ángel, por esos días levantó un cargamento de metal cromado que le regalaron. El contacto con el material, por una razón que el recolector ignora, lo dejó ciego. Cuando perdió la vista, su cónyuge lo llevó a la Cruz Roja para que recibiera atención. En el nosocomio de la institución fue encontrado por Juan Carlos López Rojas, quien entonces era el reportero de la cadena Radio Acir –hoy Cinco Radio–, y es actualmente titular de la Subdirección de Prensa y Difusión de la Procuraduría General de Justicia.
López Rojas dio a conocer a la opinión pública el drama del pepenador en el noticiario Buenos Días y el conductor del noticiario radiofónico más escuchado en la capital poblana, el periodista Javier López Díaz, solicitó a su auditorio donativos que le ayudaran a comprar el medicamento que necesitaba para su recuperación.
Lo mismo hizo la jefa de Producción del consorcio radiofónico, Maricarmen Amo, quien en su programa realizó un llamado a la solidaridad de los poblanos.
La respuesta de los escuchas fue generosa, pues no sólo aportaron dinero para la cura, sino que dieron otros obsequios. El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia también les proporcionó despensas y entonces apareció Óscar Aguilar González, quien por órdenes de Melquiades Morales Flores, a la sazón titular del Poder Ejecutivo y hoy senador de la República por el Partido Revolucionario Institucional, prometió regalarles una de las moradas construidas por el IPV.
El 25 de enero de 2005, Miguel Ángel Mortier Sánchez todavía padecía la ceguera y Verónica estaba a punto de dar a luz, esperaba el nacimiento de su hija, Carmen Rocío. En esas condiciones precarias, Aguilar González citó a los recaudadores de desecho en sus oficinas.
Durante tres días consecutivos, del 28 al 31 de enero, la pareja y sus vástagos acudieron al Instituto Poblano de la Vivienda (IPV) y estuvieron ahí desde las 8 de la mañana hasta las 23 horas, aproximadamente. Lo que primó fue la espera, pues, auxiliado por su esposa, Mortier Sánchez hacía algunas rúbricas, pero el resto de la jornada eran espacios muertos en los que apenas probaban alimento y agua.
La noche del tercer día, desesperado por que nada sucedía, el paterfamilia explotó y confrontó a Aguilar González, exigiéndole que le entregara los documentos firmados. Según la versión de los pepenadores, el servidor público reaccionó iracundo, pero favorablemente, pues le ordenó a sus subalternos que de inmediato trasladaran a los Mortier Patiño a su nuevo hogar. Era la media noche.
“Ni aunque pasen 20 gobernadores”
Los recolectores y sus tres hijos fueron llevados a la colonia El Refugio, conocida popularmente como “Casa de los Policías”, pues es un complejo habitacional habitado primordialmente por elementos de la Policía Estatal y Judicial.
Los funcionarios del IPV les abrieron el inmueble localizado en la calle Metepec, lote 12 de la manzana uno. Les otorgaron las llaves y les aseguraron que de ahí en adelante nadie les podía quitar su casa, incluso les entregaron un documento que los reconocía como apoderados.
“Nos dijeron que ni aunque desapareciera el Instituto Poblano de la Vivienda, ni aunque vinieran 20 gobernadores o 20 presidentes nosotros nos iríamos”, recuerda Olivia Verónica Patiño Rojas.
López Díaz y Maricarmen Amo prosiguieron con la solicitud de apoyo para Mortier. La gente aportaba ropa, cobertores, comida y dinero, lo suficiente para comprar el pomo con 20 pastillas que semanalmente necesitaba para recobrar la visión. Durante varias semanas, cada lunes, Verónica Patiño acudió rigurosamente a las instalaciones de la cadena radiofónica para recibir la ayuda. La dieta del pepenador fue complementada con dosis de vitaminas A, B y C.
Pocos días después de que la familia recibió su casa, Óscar Aguilar González les pidió que acudieran a Radio Acir para manifestarle públicamente a él su agradecimiento y así lo hicieron.
“Es lo más hermoso que hemos vivido”, exclamó Verónica, emocionada al contar ese episodio de sus vidas. Al evocarlo con su pareja, los dos están a punto de llanto.
“¡A chingar a su madre!”
La suerte parecía sonreírles al fin a los pepenadores. Pero el 9 de enero de 2006, personal del Departamento Jurídico del IPV les informó que tenían que desalojar la vivienda que la dependencia les había entregado, porque ésta era objeto de un litigio judicial.
Desconcertados, los recaudadores les explicaron a los emisarios del gobierno que su vida había tomado un giro favorable, que se habían estabilizado y les pidieron que los dejaran allí, que se honrara la promesa que les hicieron. Los empleados respondieron que serían reubicados.
Ante la reticencia de los Mortier Patiño, los servidores públicos endurecieron su postura hasta el insulto: “¡Pues si no obedecen, ni casa, ni reubicación, ni nada y se van a chingar a su madre!”, recuerda Miguel Ángel que les espetaron. Ante la sorpresa del reportero, el recolector exclama indignado: “¡Y si usted no me cree que eso me dijeron, yo voy al instituto y busco al hombre que nos lo dijo y se lo repito en su cara!”.
Ante La negativa de los afectados, el gobierno ejerció la prepotencia: a la mañana siguiente, el 10 de enero de 2006, tres camionetas con personal del Instituto Poblano de la Vivienda irrumpieron en la casa de los Mortier Patiño y los desalojaron. Con lujo de violencia comenzaron a sacar sus muebles y los subieron a los vehículos. Impotentes, los pepenadores les suplicaron que no los echaran, pero sólo recibieron sorna como respuesta.
En el trayecto, la gente del gobierno les informó que su nuevo hogar estaría en Casa Blanca, una localidad ubicada en la población de Amozoc, en la periferia de la ciudad de Puebla. Empero, el convoy pasó de largo por ese lugar.
Los pepenadores inquirieron nuevamente a dónde los llevaban, les contestaron que al centro de Amozoc, pero se trataba de otra mentira. Los Mortier Patiño protestaron y su persistencia logró arrancarles a los funcionarios el verdadero destino: “Los vamos a llevar a Villas de Amozoc”. La colonia se encuentra prácticamente a los pies de un cerro.
Resignados, los pepenadores asumieron su nuevo domicilio en la manzana 5 del lote 13, en la calle Villa Rica. Vivieron ahí durante seis meses con las dificultades que implicaba su trayecto de ida y vuelta diariamente a la capital estatal, donde recogen los desechos. “En los pueblos las personas casi no se deshacen de nada”, comenta la esposa.
Todos los días la familia iba y venía de Amozoc a Puebla. Un día de julio de 2006 al regresar a su casa se dieron cuenta que alguien estaba adentro. Tocaron la puerta y salió una niña de aproximadamente 12 años, quien al verlos, cerró de inmediato. Verónica Patiño alcanzó a ver que dentro estaba también una anciana.
Los Mortier decidieron retirarse ese día a pedir una explicación al IPV, que jamás encontraron. Verónica regresó varios días después a la casa de Amozoc, estaba llamando a la puerta cuando apareció un grupo de mujeres armadas con palos y piedras y una actitud amenazante. Las encabezaba una fémina a la que la pepenadora sólo identifica como Carmela y quien era presidente de la Mesa Directiva. A punta de insultos las mujeres la corrieron.
Ha pasado más de un año desde esos acontecimientos y a la fecha ninguna autoridad le ha dado la cara a los pepenadores. La familia quiere recuperar al menos sus muebles.
Por estos días habitan una construcción en obra negra por las inmediaciones de Ciudad Universitaria, pero el inmueble les ha sido requerido por el dueño. La cuenta regresiva para buscar un hogar, ha iniciado nuevamente.
2 comentarios:
aun pide un comentario creo que no es justo, y mancha no solo al gobierno actual y el anterior mancha la imagen de el ex gobernador MELQUIDES MORALES Y DE OSCAR AGUILAR QUIEN EN SU TIEMPO QUIZO SER MANDATARIO DEL ESTADO DE PUE.
ESTE ES SOLO UN PEQUEÑO EJENPLO DE COMO SE LAS GASTAN OJALA Y O.AGUILAR SE PONGA LAS PILAS PORQUE EL TIEMPO PASA Y SU FUERO TAMBIEN Y CUANDO QUIERA EL VOTO DE LA GENTE ENCONTRARA PURA M.... PORQUE NO ES UNA PERSONA DERECHA, DE PALABRA, Y TODAVIA PIDIO QUE LE AGRADECIERAN PUBLICAMENTE POR LA RADIO QUE POCA DE ESTE TIPO, NO DEJJO MIS DATOS PORQUE SOY FIGURA PUBLICA Y ME CONOCE DESAFORTUNADAMENTE NO TODOS SOMOS IGUALES VERE EN QUE FORMA PODEMOS APOYAR A ESTA GENTE. Y QUE OSCAR NO SE HAGA OJO DE ORMIGA TIENE UN COMPROMISO CON LA GENTE QUE CUMPLA SI QUIERE LLEGAR A SE R GOBERNADOR, POR FABOR"
ES LO MINIMO Y DEL EX GOBERNADOR PUES CREO DEVERIA POR LO MENOR JALARLE LOS CHINOS O BIGOTES A O.A GULAR LE MANCHA LA FIGURA A LOS FLORES Y ELLOS SON PERSONAS DE PALABRAO POR LO MENOS CUMPLEN SUS PROMESAS ME CONSTA.
ese señor oscar aguilar cuando se muera va a hagonizar tan feo que cuando pregunte el porque hojala se arrepienta de todo el mal que le ha hecho a mucha gente, y que bueno que lo estan investigando, le van a encontrar muchas irregularidades y hojala le quiten de su puesto
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