Los Tipos Rudos no Bailan. El domingo pasado, Javier López Zavala llevó a Mauricio Hidalgo a Casa Puebla. No iban solos. Con ellos iba, además, el suplente del diputado electo. Ahí, en el centro del poder local, ante el gobernador Mario Marín Torres, los dos últimos estuvieron de acuerdo en solicitar licencia y se comprometieron a hacerlo cuanto antes. Sin embargo, desde la oficina de Mario Montero Serrano, secretario de Gobernación, salió una instrucción muy diferente. Y es que empezó a correr la versión de que Javier López Zavala no llegaría al Congreso ni sería presidente de la Gran Comisión. En términos similares, Valentín Meneses, dirigente estatal del PRI, descartó que Hidalgo y su suplente estuvieran pensando en solicitar licencia, y calificó la versión de inexacta. Y le dijo a la reportera Selene Ríos algo que habrá de guardar en las hemerotecas: “Queda en rumor, en chisme, en un borrego simplemente. (…) Si esto lo hiciéramos, enviaríamos una mala señal a la ciudadanía... El PRI no se prestaría a una situación de esta naturaleza”. Unas horas después, pese a la andanada monterista, el dirigente del PRI cambió de opinión y admitió que, en efecto, la posibilidad de que López Zavala llegue al Congreso está siendo analizada por su partido y es bastante viable. La actitud de Montero no es extraña. Y es que como jefe del gabinete buscaba convertirse en el interlocutor natural de las distintas fuerzas parlamentarias. Con la llegada de López Zavala este escenario simplemente se desvanece, pues Javier tiene la cercanía necesaria con el gobernador como para operar desde el legislativo con toda la holgura del caso. Ya lo hizo en su momento como poderoso secretario de Gobernación con Rafael Moreno Valle Rosas y Pericles Olivares. Y es que, muchos lo saben, todo se arreglaba en Gobernación. Sabedor de ese antecedente, Mario Montero pensó en algún momento que él haría lo mismo con la legislatura entrante. No será así. Ahora lo sabe. Licencia por Motivos de Salud. No es la primera vez que desde el poder local se le sugiere a un diputado que solicite licencia. Un caso reciente ocurrió en el sexenio de Melquíades Morales Flores. Esta es la historia: don Héctor Jiménez y Meneses era líder del Congreso local cuando el entonces gobernador le pidió que fuera como candidato del PRI a la diputación federal del distrito con cabecera en Atlixco. Corría el mes de abril del año 2000. El suplente estaba más que listo para ingresar al Congreso, pero Morales Flores tomó otra decisión: quiso que Silvia Tanús, que ocupaba la segunda posición en la lista plurinominal, llegara en lugar del suplente. Entonces una voz le recomendó al multicitado que presentara su licencia. Y Silvia Tanús llegó al Congreso. Y ahí se estuvo hasta que Jiménez y Meneses regresó a su curul tras perder su elección. Como verá el lector, lo que está por ocurrir no es ni nuevo ni cosa del otro mundo. |
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