miércoles, 21 de noviembre de 2007

Las triquiñuelas de Zavala

Tiempos de Nigromante

de Arturo Rueda

artrueda@laquintacolumna.com.mx

 

 

 

 

 Una decisión que lastima al marinismo

  

La voluntad de Dios, dice Tomás de Aquino, es inescrutable; la pobre razón humana no alcanza para entenderla. Son los misterios de la divinidad. Su inteligencia es inconmensurable y su voluntad irresistible. Y si Dios es priísta, como lo afirmara la Comandanta Paloma en los días previos al 11 de noviembre, queda claro que la intención de meter a Javier López Zavala al Congreso del Estado –por la vía legal o ilegal- es una muestra de esa voluntad inconmensurable e irresistible. Será, después del carro completo y la quema de boletas electorales, el eterno retorno al Antiguo Régimen tricolor que se fue a nivel nacional pero está más que vivo en el ámbito local.

 

La borrachera de la victoria priísta se llama hoy Javier López Zavala. ¿Qué se merece un premio por su operación electoral el 11 de noviembre? Probablemente. ¿Qué se trata de una medida absurda por despótica? Por supuesto. ¿Qué es legal la sustitución por enfermedad del Gran Perdedor del distrito de Tecamachalco y de su suplente? Todo indica que sí. El Código Electoral local abre la puerta a la triquiñuela –como la designara Valentín Meneses-.

 

El artículo 16 del Coipep, respecto de la conformación del Congreso del Estado, establece los principios de elección para los veintiséis diputados de mayoría relativa y los quince de representación proporcional. Éstos últimos se integran por el denominado popularmente Gran Perdedor y la lista inscrita por cada partido político. Respecto de la sustitución de diputados de representación proporcional, el último párrafo del mismo artículo refiere literalmente:

 

“La falta absoluta de algún Diputado electo por el principio de representación proporcional, deberá ser cubierta por aquel candidato del mismo partido político que siga en el orden de la lista, después de habérsele asignado los Diputados que le hubieran correspondido”.

 

Pues sí. Es perfectamente legal. El primer diputado de representación Proporcional es el Gran Perdedor de Tecamachalco; solicitando licencia junto con su suplente, hay falta absoluta, por lo el escaño será asignado al siguiente lugar, que en este caso sería el número de la lista priísta, Javier López Zavala.

 

Sí, es legal, pero un pésimo mensaje. Pésimo, sobretodo, porque la obcecación en meter a López Zavala lastima fundamentalmente a los priístas. En especial a los marinistas. ¿Por qué? Porque significa que el valor político de Javier López Zavala para Mario Marín ya es tan alto que regresarlo al gabinete o nombrarlo dirigente estatal del tricolor sería algo muy pequeño. Y eso es un menosprecio para quienes integran el gabinete o aspiran todavía a pelear la sucesión. El primer lastimado ya fue Valentín Meneses, obligado a retractarse públicamente. ¿Quiénes siguen?

 

Se trata, pues, de una imposición legal. La voluntad irresistible de Dios. Pero como en la Tierra no hay Dioses, por más carros completos que se logren, las imposiciones siempre salen muy costosas. Es la borrachera del poder. El costo será altísimo.

 

 

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