sábado, 10 de mayo de 2008

Miembro del Proyecto Z en la tablita


Duelo de Espadas Edmundo Dantés
condemontec@hotmail.com
El “blindaje” de Juan de Dios Bravo

Lo publicaron Cambio y La Quintacolumna a inicio de semana y el aludido no lo aclaró o desmintió, en consecuencia, lo difundido por ambos medios es cierto: Juan de Dios Bravo dice que está “blindado” y que, por lo mismo, no lo pueden correr de la secretaría de Gobernación municipal, pese a que su presencia solamente sirve a Javier López Zavala, no a la ciudad y mucho menos a la alcaldesa Blanca Alcalá, que un día sí y otro también se ve en la obligación de justificar sus excesos y defenderlo ante la prensa y un buen sector de la clase política.
Se supone que Juan de Dios Bravo fue nombrado por la presidenta y también se esperaría que ella tuviera la facultad de removerlo o destituirlo, pero no es así, ya que él se dice inamovible y todo comprueba que así es. La pregunta sería de dónde o de quién proviene ese blindaje y la respuesta más obvia es que de quien lo puso en el cargo: Javier López Zavala.
Se trata del mundo al revés: en lugar de que Alcalá Ruiz sea apoyada y defendida por sus supuestos colaboradores, que son quienes tendrían que dar la cara para asumir los errores de la administración, es la edilesa quien lleva casi 100 días justificando los excesos, dislates y abusos de “sus funcionarios”, pese a que esto implica un desgaste político innecesario para ella.
Su contundente victoria del año pasado y las altas expectativas que la ciudadanía todavía tiene en ella le otorgan a la presidenta un capital político y social importante, que en el momento adecuado podría aprovechar en la búsqueda de una eventual candidatura a gobernadora.
Esta posibilidad es real, sobre todo si al interior del PRI se siguen polarizando las posiciones entre los grupos de los dos principales contendientes, Enrique Doger Guerrero y Javier López Zavala, ya que se forzaría a buscar una postulación externa, como la que le cayó a la propia alcaldesa en el 2007.
Pero pasársela justificando a “sus colaboradores” incapaces de autolegitimarse y de obtener la aprobación de la ciudadanía y de los grupos políticos con su propio trabajo, no es una buena forma
Descalificado como interlocutor político para dialogar y acordar con el ayuntamiento por sectores sociales tan diversos como los ambulantes, el PAN y grupos de vecinos, Juan de Dios Bravo no pudo llevar a cabo un buen proceso de renovación en las juntas auxiliares, porque al final dicho procedimiento tuvo que aprobarse con el mayoriteo del PRI.
Además, el sedicente secretario de Gobernación municipal se la ha pasado postergando algún arreglo con los comerciantes informales y ha sido incapaz de evitar las continuas invasiones de predio que cunden en la ciudad, sin que el ayuntamiento sea capaz de hacer valer la ley, lo que – sin duda – afecta su imagen ante la ciudadanía.
La falta de resultados de Juan de Dios Bravo es tan notoria, que hasta sus propios colaboradores lo reconocen públicamente, como hizo el martes pasado (E- Consulta) el director de Desarrollo Político de la dependencia, Martín Arroyo Ruiz, al informar que se han dado 34 manifestaciones en apenas 11 semanas de gestión municipal.
Y aunque Martín Arroyo Ruiz trató de rectificar culpando de las manifestaciones a la administración anterior, los políticos saben que en la mayoría de los casos las protestas pueden prevenirse y solamente explotan cuando los funcionarios encargados de alcanzar acuerdos con los distintos grupos sociales son incapaces de efectuar su labor.
Este contexto muestra claramente que Juan de Dios Bravo es un déficit, un lastre que Alcalá Ruiz debe cargar por sus acuerdos con López Zavala. Malo para ella y peor para la ciudad.


Estocada
¿Crónica de una muerte anunciada…en la sierra Mixteca de Puebla?. Así se podría llamar la novela que enmarca las amenazas y el atentado contra el diputado local del PRD Melitón Lozano y su suplente, Rodrigo López Benavides.
Lo cierto es que Melitón Lozano ha sido un persistente opositor al narcoalcalde Rubén Gil y a su cuñado y suplente, Arturo Herrera, por ello, aunque Gobernación estatal y la PGJ – como siempre – minimizaron el atentado disfrazándolo de “intento de asalto”, una verdadera investigación tendría, forzosamente, que incluir a ambos personajes.

Melitón Lozano se ha quejado frecuentemente de supuestas, pero muy probables, amenazas de los allegados a la familia real de Izúcar de Matamoros, sin que la PGJ o Gobernación investiguen o hagan algo para detener las intimidaciones contra el legislador perredista. Un desenlace fatal sería producto de la complicidad (por acción u omisión) de las dos instancias.

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