Lo negro de Romero Razo

Ricardo Morales / Intolerancia

 

Los cambios que la semana pasada realizó el nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia, León Dumit Espinal, sin duda tienen un mensaje muy claro: poner fin a la mafia, que había sido tolerada y hasta protegida por su antecesor el “maestro” Guillermo Pacheco Pulido.

Un claro ejemplo es lo que ocurría con el juez de lo Penal de Cholula, Enrique Romero Razo, quien durante los 10 años que estuvo al frente de este cargo, formó una verdadera dupla diabólica con Moisés Romero Carreto, uno de sus principales cómplices del dizque “juez de hierro”.

Romero Razo y su “socio” formaron una verdadera pareja y manejaron a placer todos los casos que les convenían, todo por supuesto mediante una módica cantidad, que paraban en los bolsillos de los dos alegres compadres.

El “modus operando” de la dupla, cuentan, es de lo más sencillo del mundo, Romero Razo le pasaba la información de los casos a Moisés Romero y éste a su vez, por casualidades de la vida junto con su despacho, no perdía ni uno sólo de los asuntos que litigaba cuando el juez de Cholula era quien tenía el problema en sus manos.

Cuando alguna vez importantes personajes del ámbito empresarial de Puebla acudieron a presentar una denuncia ante el entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia, Guillermo Pacheco Pulido, éste cínicamente contestó que Romero Razo “era uno de sus mejores hombres”. Ya nos imaginamos por qué el “maestro” pensaba así”.

Hoy Romero Razo ha sido adscrito al juzgado noveno de lo civil, en tanto que la juez Idalia Arciniega Arias tomará el lugar que dejó vacante el mal llamado “juez de hierro de Cholula”.

Hay que reconocer el valor que tuvo León Dumit para tratar de desmantelar a las mafias que trabajan en el Poder Judicial de Puebla, pero también hay que exigirle al presidente que mantenga muy bien vigilados a los responsables de impartir justicia en la entidad.