Entre casas con grietas y enfermedades provocadas por la empresa Minerales y Molineras del Sur SA de CV, habitan miles de poblanos. Exigen los quejosos el pago por afectaciones y el cierre de la extractora de carbonato de calcio
Intolerancia
Alejandro Camacho Fierro
Foto Karina Juárez
Habitantes de la junta auxiliar de San Jerónimo Caleras se han convertido en víctimas de la irresponsabilidad de la empresa Minerales y Molineras del Sur SA de CV que ha provocado cuarteaduras en por lo menos diez viviendas por las vibraciones constantes que produce para la elaboración de carbonato de calcio.
Pero eso no es todo, tres molinos producen exhalaciones de polvo resultante de la trituración de diversos elementos, las enfermedades respiratorias han afectado a los vecinos.
El principal problema es que autoridades municipales, estatales y federales no hacen nada por regular la actividad de la fábrica, aun cuando llevan más de cuatro años pidiendo una solución.
Es por ello que exigen a las autoridades poner orden a la fábrica o de plano sea reubicada en otro lugar para evitar estas afectaciones de las cuales hasta el momento no se han hecho responsables.
De esta forma, el desinterés de las autoridades hacia la empresa pone en riego la salud de 10 mil habitantes de siete colonias ubicadas al norte de la ciudad que desde hace más de cuatro años son víctimas de la imprudencia de la empresa que arroja residuos altamente contaminantes y que ha provocado grietas en sus viviendas.
Vecinas de la junta auxiliar denunciaron la falta de interés por parte de las autoridades estatal, federal y municipal, ya que a pesar de haber girado varios oficios, ninguna dependencia les ha solucionado este problema.
El calvario
La empresa Minerales y Molineras del Sur SA de CV se encuentra ubicada en la calle Miguel Negrete número 815 de la junta auxiliar de San Jerónimo Caleras, se dedica a la elaboración de carbonato de calcio 325, fosforita, barita y talco.
Para llevar a cabo este proceso, la empresa cuenta con tres molinos para triturar grava, gravilla y arena de la cual se sustrae este mineral mediante el uso de máquinas que miden aproximadamente cinco metros de altura por tres de largo, con grandes engranes que se encuentran parcialmente incrustados en la tierra; esta situación provoca constantes vibraciones que abarcan más de 45 metros a la redonda.
Esta situación fue denunciada por una de las vecinas afectadas, Marisela Hernández Rojas, quien tiene su domicilio a un costado de la fábrica exactamente en la calle Miguel Negrete número 184.
Estos temblores de tierra —explicó la afectada— ocacionaron la afectación de por lo menos diez viviendas, las cuales ya presentan grietas en paredes, pisos y techos, oscilando los vidrios de las ventanas, muros, muebles y lámparas, los cuales todo el tiempo vibran.
Indicó que este problema de las vibraciones se registra hasta por las noches, lo cual hace imposible dormir, toda vez que la empresa trabaja en sus tres turnos descansando sólo los domingos.
De esta forma, manifestó el temor de los habitantes de que como consecuencia de esta irresponsabilidad los cimientos de sus hogares tarde o temprano se vengan abajo y en consecuencia la pérdida de alguna vida.
Por si fuera poco, la constante trituración de la piedra, expulsa al aire polvos que han mermado las condiciones de salud de los habitantes, toda vez que constantemente inhalan el carbonato de calcio.
Entre las enfermedades que reportan los habitantes a raíz de estos polvos y gases que mañosamente la empresa deja escapar por la noche, están las afectaciones a las vías respiratorias, daños gastrointestinales, irritación de ojos y piel, lo cual, como dicen los habitantes, ponen en riesgo su salud.
Al respecto, Marisela Hernández Rojas, visiblemente molesta, narró que más de siete colonias están siendo afectadas por la irresponsabilidad de la empresa, la cual arroja residuos que ponen en riesgo la salud de los vecinos.
Destacó que no sólo tienen infección en los ojos, sino también gripe, tos y dificultad al respirar, daños en la piel y enfermedades gastrointestinales que les preocupa que pongan en riesgo la salud de sus familias.
Mencionó que la mayoría de los colonos está a disgusto con la empresa, sin embargo, y a pesar de sus intentos por solicitar ayuda, las autoridades en contubernio con la empresa no han actuado.
Las vecinas también indicaron que aparte de la contaminación existen constantes explosiones al interior de la empresa por lo que temen que estas alcancen sus viviendas con consecuencias fatales.
Aún cuando en primera instancia se buscó al dueño de la empresa, Juan Antonio Calatayud, quien se comprometió a resolver este problema con la implementación de molinos modernos para evitar vibraciones, nunca lo hizo e incluso cuando se le volvió a buscar se negó rotundamente a atenderlos.
Las autoridades se lavan las manos
Ni diputados locales, federales, regidores, ni autoridades del ayuntamiento y de la Secretaría del Medio Ambiente, dieron solución a las constantes peticiones que por escrito los vecinos le hicieron llegar a todos ellos.
Con documentos en poder de Intolerancia Diario, un grupo de vecinos enviaron una petición al diputado local del séptimo distrito, Víctor León Castañeda, donde se le planteaba a detalle la problemática que estaban viviendo los vecinos, sólo se envió esta petición a la Dirección de Protección Civil municipal y a la Secretaría de Medio Ambiente (SMA) del estado para que tomaran cartas en el asunto, sin embargo, lo máximo que se logró fue la clausura sólo por unas dos horas.
El 30 de marzo se logró contactar a la SMA del estado, la cual registró la denuncia en el sistema de atención a quejas y denuncias con el número de expediente SAQDE-032/06, al tiempo de enviar a personal del área de la unidad de inspección y vigilancia ambiental con el objetivo de verificar el impacto ambiental generado por la empresa, pero sólo se logró una clausura temporal sin que pasara de unas horas.
Asimismo, otro documento establece que el 22 de marzo de 2006 se pidió la intervención del área de Protección Civil municipal en la administración de Enrique Doger, sin que ésta diera respuesta a sus demandas.
De esta forma se les solicitó que se realizara una explicación del porqué seguía en funcionamiento esta empresa, aun cuando no cuenta con un estudio de impacto ambiental, no cumple con la normatividad de expedición de polvos a la atmósfera y por ello, exigir la reparación de los daños a la salud y sus viviendas, así como el cierre de la fábrica, situación que nunca fue tomada en cuenta.
Tuvieron copia de dicho documento la entonces regidora del PAN Jaqueline Littardi Meléndez; José Alberto Gil Luna, titular de la unidad de inspección y vigilancia ambiental y forestal de la SMA; el diputado federal, Ángel Alonso Díaz Caneja; el regidor, Israel Cante Tobón; Álvaro López Rubí, director de medio ambiente del ayuntamiento, y la diputada federal Violenta Lagunas, pero ninguno de ellos hizo algo por resolver la situación y hasta la fecha la empresa sigue funcionando como si nada.
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