martes, 3 de julio de 2007

Zavala ¿desertor?


Zavala, ¿general o desertor?

A finales de abril, Javier López Zavala puso tres condiciones para convertirse en el candidato priísta a la alcaldía. Uno, que la Suprema Corte de Justicia no condenara al gobernador por el escándalo Marín-Cacho. Dos, que los ministros resolvieran a más tardar en junio. Y tres, que el abanderado de Acción Nacional fuera Antonio Sánchez Díaz de Rivera, considerado el más cómodo frente a la rijosidad de Ana Teresa Aranda. Pues bien, voilá. Los deseos del titular de Gobernación se han cumplido, más el hecho de que se ha convertido, por mucho, en el mejor de todos los aspirantes a la alcaldía, según los números que muestra el estudio más reciente de la encuestadora Opina.



¿Y ahora qué hará Javier López Zavala? ¿Afrontará el reto de encabezar al tricolor en las elecciones de noviembre o se esconderá detrás de la enaguas de la secretaría de Gobernación? ¿Se convertirá en un líder o se conformará con el papel de segundón u operador, como suelen adularlo sus columnistas a sueldo? Un segundón, por cierto, que ni siquiera pudo detener la crisis del paro policiaco, y que debió ser resulto en persona por el gobernador. La disyuntiva que enfrenta Zavala es de aquellas que diferencia a los hombres de los niños. ¿Tendrá el valor de arriesgarse a convertirse en general, o se reducirá a sí mismo al papel de desertor?



A Zavala se le acabaron los pretextos. Desde abril ha recibido innumerables adhesiones, al grado de que muchos de sus críticos se han dedicado a elogiarlo en las últimas semanas. La clase política priísta, a excepción de Omar Álvarez Arronte y un grupo de empresarios de medios de comunicación, le han dado su respaldo absoluto en detrimento del ex futbolista Roberto Ruiz Esparza. La Suprema Corte de Justicia retomó el caso Marín-Cacho antes de los plazos legales para la inscripción de candidaturas, y en una decisión que sorprendió a propios y extraños, aplazó el asunto alargando la agonía y la vida del gobernador poblano. Es cierto que Zavala fue mencionado en el dictamen de la comisión investigadora, pero una vez que las conclusiones no han quedado firmes, la acusación no tiene todavía todo el peso que podría tener.

Los sueños de Zavala terminaron por cumplirse el domingo pasado, con el triunfo de Antonio Sánchez Díaz de Rivera en la convención panista para elegir a su candidato a alcalde. El priísmo, basándose en las encuestas, considera al diputado federal como el rival más débil, el hombre a quien sí podrían ganarle en noviembre mediante una campaña agresiva. En el búnker tricolor pensaba que ante Ana Tere no había nada que hacer, y por ello cruzaban los dedos esperando la confirmación del triunfo de Toño.

Repito la pregunta: ante el escenario benigno que se presenta, soñado por él mismo, ¿Qué hará Javier López Zavala? ¿Qué papel ocupará en la historia poblana? ¿El de general o el de desertor? ¿El que abandonó a los priístas cuando más lo necesitaban? ¿Tanto miedo tiene de perder? A los que ponen mil pretextos para no fajarse ante el enemigo, en mi pueblo les llaman gallinas. Cooooo cooo coo coo coooooo cooco cocooo cooooo.

En el fin, el enigma se resolverá el domingo próximo. Pero no apueste por el titular de Gobernación, quien tiene mucho que perder si va, pero también si no va. De cualquier forma, al general y al desertor les espera la muerte. Al primero cubierto de gloria en el frente de batalla. Al segundo, lleno de oprobio, fusilado en el paredón.

Tiempos de Nigromante
de Arturo Rueda
artrueda@laquintacolumna.com.mx

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