miércoles, 13 de junio de 2007

El futuro político de Zavala


Las 3 “condiciones” de Zavala

Milenio / Arturo Luna

gar_pro@hotmail.com

Por distintas razones y factores, pero todo parece indicar que Javier López Zavala cada día se anima más y más con la idea de ser el candidato del PRI a la alcaldía, posibilidad convertida casi en deseo; un deseo que, paradójicamente, ha acabado por juntar, aunque no revolver, a sus amigos con sus enemigos. Y es que mientras los primeros quieren que vaya y gane la elección porque así nadie lo parará hasta llegar a Casa Puebla, los segundos también quieren que vaya pero para que pierda, pues así, de un solo tiro, habrá quedado fuera de la adelantada –y cruenta– carrera por suceder a Mario Marín.


Sin embargo, más allá de las emociones orgásmicas que producirá en no pocos actores el hecho de que Zavala sea el candidato a la presidencia, creo que primero deben cumplirse tres, digamos, “condiciones”, todas tan importantes como indispensables para que el (obsesivo) deseo (circular) de sus amigos y enemigos no quede sólo en quimera:
* Uno: que la SCJN resuelva antes del 15 de julio el caso Cacho y favorezca a Marín, con un fallo que lo exonere de toda responsabilidad; o que ésta, de haberla, recaiga en funcionarios menores que, incluso, puedan ser sacrificados para saciar la sed de sangre de los dioses de la opinión pública, como la procuradora Villeda. De no cumplirse esta condición, Zavala no será el candidato, o lo será con el riesgo de que rápido sea ubicado como el “candidato precioso”. Y es que la gran cercanía que sin duda tiene con su padre político es hoy, irónicamente, su peor desventaja.
* Dos: que el candidato del PAN sea efectivamente, como se vaticina, el elegido de El Yunque: Toño Sánchez, identificado como “el rival más débil”. La prospectiva electoral de Zavala le ha revelado que a Toño sí le gana –aunque no tan fácil como le juran sus asesores–. Por el contrario, si el PAN optara por Ana Tere Aranda, cosa difícil pero no imposible, Zavala no iría, pues sus números son bajos, incluso irremontables, en comparación a los que trae la señora fuera de su partido.
Si al factor Toño Sánchez como candidato panista se le suma otro: que Ruiz Esparza aceptara ir por el PRD, el Panal o Convergencia, pues no tenga dudas: Zavala será el candidato, ya que sería favorecido, como en su tiempo Marín, de un nuevo “efecto Maurer”. Y digo “nuevo” porque ahora sería doble: no sólo “El Capi” quitaría votos al PAN; a la tarea se sumaría, sabiéndolo o no, el exedil Hinojosa, que va por Alternativa.
* Y tres: que además de todo (es decir, de poner su reino a sus pies), Marín permita a Zavala designar a quien lo sustituiría en la secretaría (el cerebro y el corazón del gabinete) que dejaría vacante, un extra que no estoy seguro vaya a concederle.
Si Zavala, empero, logra convencerlo de que Gobernación debe quedar en manos de un zavalista puro (sea Armenta, Carmona u otro, pero zavalista), no sólo se estará protegiendo las espaldas, sino de paso conservando para lo que se ofrezca a él y a su grupo de poder el control político del estado –y todo, todo lo que eso implica–.
Si, por el contrario, el lugar de Zavala en Gobernación queda en manos de un adversario (digamos, Deloya; o peor, Montero, como tanto se ha dicho), Zavala va a pensárselo mucho antes de aceptar la candidatura para la que, guste o no, lleva mano adentro del PRI y dos años y pico trabajando abierta o encubiertamente, pues sería tanto como quedar encuerado sin tener, además, la garantía de que el nuevo titular de Gobernación va a hacer todo lo posible para que él se convierta en alcalde.
¿Qué pasará? ¿Se cumplirán las tres “condiciones” de Zavala? ¿Y más, al mismo tiempo? La verdad, lo desconozco. Lo único bueno, y cierto, es que ya falta poco, muy poco para saberlo.

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