lunes, 2 de junio de 2008

La Fiebre de la Sucesión en Puebla (Aclaraciones y Malos Entendidos)


La Quintacolumna
de Mario Alberto Mejía
quintacolumna2005@gmail.com

Algunos lectores le han preguntado al quintacolumnista acerca de unas frases, sin duda polémicas, expresadas por el diputado federal Jorge Estefan Chidiac en el marco de una serie de entrevistas con personajes que, a veces a pesar suyo, están ligados a la sucesión del 2010.
Viene la cita: “Ahora se acostumbra (…) que cada quien jale para su lado. Y es que parece que el gobernador va por su lado y varios grupos van por otro. Y cada quien hace lo que quiere”.
La expresión correcta, hay que decirlo por amor a la verdad, no incluye la frase: “Y cada quien hace lo que quiere”.
Me explico: el cassette de la entrevista terminaba hasta: “Y cada quien…”.
El problema fue que la capturista interpretó el resto de la frase.
Y más: le agregó una expresión que nunca existió: “hace lo que quiere”.
Así, pues, lo que originalmente decía: “Y cada quien anda así”, quedó convertido en “Y cada quien hace lo que quiere”.
Todo este lío se clarificó cuando varios lectores demasiado politizados o varios políticos demasiado lecturizados (valga el neologismo) le preguntaron a quién esto escribe sobre el carácter de la declaración de Estefan.
Movido por la duda, revisé el cassette y descubrí horrorizado que éste terminaba justo a la mitad de la frase “y cada quien…”.
Regresé entonces a mis apuntes y encontré una expresión que se ligaba a la anterior: “Y cada quien anda así”.
Queda claro, pues, el sentido de la declaración.
Y es que no es lo mismo decir que “cada quien hace lo que quiere”, que “cada quien anda así”.
La primera refleja anarquía, desorden, relajamiento excesivo.
La segunda, en cambio, habla de una realidad política que se vive en todos lados: la de los grupos políticos –que los hay en todos los gobiernos- que son capaces de generar ideas propias y, sobre todo, proyectos propios, y que en consecuencia, en ocasiones, toman su propio rumbo.
Que sirva esta aclaración como una disculpa sincera al diputado Estefan por transformar el sentido de una de sus afirmaciones.
Por cierto: dicha entrevista, queda claro, generó diversas lecturas.
Y muchas, encendidas polémicas.
Hubo, por ejemplo, quienes sintieron que con sus declaraciones Estefan le estaba pegando a Javier López Zavala.
(Y digo esto por las reacciones que generó al día siguiente de publicada la entrevista).
Nada más lejos de la intención de Estefan, pues al decir que hasta el momento el gobernador no tenía candidato a Casa Puebla, lejos de pretender golpear a López Zavala estaba más bien quitándole los reflectores.
Y ya se sabe que en la política mexicana quitarle los reflectores a alguien significa quitarle golpes y madrazos.
Quienes vieron un afán golpista están sudando demasiadas calenturas.
Sobra decir, pero hay que decirlo, que cuando El Columnista inició el serial sobre aspirantes a Casa Puebla algunas voces nos dijeron: “No es tema. Están muy adelantados al proceso”.
No obstante, hoy prácticamente todos los medios locales están subidos en este asunto por una razón natural: hay demasiado nerviosismo en el ambiente.
De entrada hay que decir que lo que El Columnista quiso hacer con este ejercicio fue un primer corte de quienes, inevitablemente, están anclados en el 2010, pero más que desde una perspectiva de futurismo rupestre, como un afán de revisar, junto con los protagonistas, algunos pasajes no contados de la política local reciente.
Sé que algunas declaraciones han generado mucho ruido.
Era inevitable: la temperatura política va en ascenso.
Y lo que falta todavía.

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