Tiempos de Nigromante de Arturo Rueda
El complot mongol
Poca confianza tienen los aliados de Javier López Zavala en Javier López Zavala. Las vueltas que da la vida. Ricardo Morales, después de tres años de promocionar hasta el cansancio al secretario de Gobernación, llevándolo al superlativo de la política como “el hombre de más confianza del gobernador”, “el mejor funcionario del gobierno marinista”, “el jefe de gabinete” y “el político con mejor futuro en la entidad”, ahora le encuentra sus defectos y le recomienda no escuchar “el canto de la sirenas” ante el surgimiento de expresiones priistas que desean a Javier López Zavala como su candidato a la alcaldía, en lugar del advenedizo Roberto Ruiz Esparza.
Cito textualmente al autor de Serpientes y Escaleras en su columna del miércoles pasado: “Javier López Zavala es de todos los suspirantes del PRI el mejor posicionado, pero también el más vulnerable, Acción Nacional se frotaría las manos de que el secretario de Gobernación fuera el candidato, le tendrían preparado un arsenal de misiles, listos para hundir su candidatura, o acaso alguien puede creer que va a ser cierto lo del acuerdo de civilidad y que los partidos políticos no van a hacer ?campañas negras’, quien crea eso es un ingenuo”.
¿Cómo es qué Javier López Zavala pasó de ser “el político con mejor futuro en la entidad” al aspirante a la alcaldía “más vulnerable”? ¿En qué radica la vulnerabilidad del titular de Gobernación? ¿Qué tipo de misiles le tendría preparado el PAN para hacer desistir al priista mejor posicionado en la ciudad? Morales, quien ha sido pródigo a la hora de recetarnos las insuperables cualidades de Zavala, es parco a la hora de diagnosticar sus defectos.
Todo esto viene a colación a partir de la locuaz hipótesis del escribano: la existencia de un complot mongol en contra de Javier López Zavala para convertirlo en candidato del tricolor a la alcaldía y hacerlo perder, descarrilando desde hoy sus oportunidades para convertirse en gobernador. Una teoría perversa de la que se acusó al marinismo allá por el 2001, cuando se dijo que ante la candidatura impuesta de Carlos Alberto Julián y Nacer, el grupo del alcalde Mario Marín traicionó al partido, dejando fuera del juego sucesorio a uno de los favoritos sentimentales de Melquiades Morales.
Así, según Ricardo Morales, Javier López Zavala se convertiría en una especie de Carlos Alberto Julián y Nacer redivivo. Aunque el amanuense no refiere autor del complot, señala a todos aquéllos que se han expresado a favor del secretario de Gobernación. Es decir, desde Enrique Doger hasta el politólogo Paulino Arellanes, pasando por Blanca Alcalá, Víctor Giorgana, Humberto Vázquez Arroyo, el líder sindical Israel Pacheco y líderes de organizaciones tricolores. De esta forma, según el complot mongol, personajes y grupos tan diferentes estarían empeñados en “mandar a un barranco” a Javier López Zavala.
Tal maquinación, por supuesto, sólo existe en la afiebrada mente del autor de Serpientes y Escaleras. Las simpatías que la candidatura de Zavala ha despertado en las últimas tres semanas tienen un origen claro: el rechazo evidente de las bases priistas a Roberto Ruiz Esparza, a quien consideran un chaquetero advenedizo que nada tiene que ver con el priismo, y el temor fundado de que una vez en el poder les dé una patada y se asuma como independiente, desconociendo compromisos.
Los priistas desean un candidato priista. Y le pese a quien le pese, Javier López Zavala es el mejor posicionado porque lleva tres años trabajando la capital en un proyecto que se fijó en la mente desde el comienzo del sexenio: convertirse en candidato a la alcaldía en las elecciones intermedias como un trampolín de mérito para llegar a la gubernatura. El posicionamiento del secretario de Gobernación no es gratuito: ha trabajado, llevado apoyos, amarrado grupos y simpatías. No es casual entonces que hoy los apoyos se manifiesten.
Por supuesto que ganar la alcaldía para el tricolor es un reto mayúsculo que revela la estatura política. Mario Marín y Enrique Doger lo lograron en su momento; Germán Sierra y Carlos Julián no. ¿En qué posición quedó cada uno? ¿A qué posición aspira Zavala?
El problema de los sueños es que a veces se cumplen. Zavala soñó tanto con ser alcalde que hoy ya no sabe qué hacer, aunque las encuestas lo avalen. Ruiz Esparza no es, según el CISO y Opina, una mejor opción que el secretario de Gobernación.
Y en los números fríos, no hay ningún complot mongol.
El complot mongol
Poca confianza tienen los aliados de Javier López Zavala en Javier López Zavala. Las vueltas que da la vida. Ricardo Morales, después de tres años de promocionar hasta el cansancio al secretario de Gobernación, llevándolo al superlativo de la política como “el hombre de más confianza del gobernador”, “el mejor funcionario del gobierno marinista”, “el jefe de gabinete” y “el político con mejor futuro en la entidad”, ahora le encuentra sus defectos y le recomienda no escuchar “el canto de la sirenas” ante el surgimiento de expresiones priistas que desean a Javier López Zavala como su candidato a la alcaldía, en lugar del advenedizo Roberto Ruiz Esparza.
Cito textualmente al autor de Serpientes y Escaleras en su columna del miércoles pasado: “Javier López Zavala es de todos los suspirantes del PRI el mejor posicionado, pero también el más vulnerable, Acción Nacional se frotaría las manos de que el secretario de Gobernación fuera el candidato, le tendrían preparado un arsenal de misiles, listos para hundir su candidatura, o acaso alguien puede creer que va a ser cierto lo del acuerdo de civilidad y que los partidos políticos no van a hacer ?campañas negras’, quien crea eso es un ingenuo”.
¿Cómo es qué Javier López Zavala pasó de ser “el político con mejor futuro en la entidad” al aspirante a la alcaldía “más vulnerable”? ¿En qué radica la vulnerabilidad del titular de Gobernación? ¿Qué tipo de misiles le tendría preparado el PAN para hacer desistir al priista mejor posicionado en la ciudad? Morales, quien ha sido pródigo a la hora de recetarnos las insuperables cualidades de Zavala, es parco a la hora de diagnosticar sus defectos.
Todo esto viene a colación a partir de la locuaz hipótesis del escribano: la existencia de un complot mongol en contra de Javier López Zavala para convertirlo en candidato del tricolor a la alcaldía y hacerlo perder, descarrilando desde hoy sus oportunidades para convertirse en gobernador. Una teoría perversa de la que se acusó al marinismo allá por el 2001, cuando se dijo que ante la candidatura impuesta de Carlos Alberto Julián y Nacer, el grupo del alcalde Mario Marín traicionó al partido, dejando fuera del juego sucesorio a uno de los favoritos sentimentales de Melquiades Morales.
Así, según Ricardo Morales, Javier López Zavala se convertiría en una especie de Carlos Alberto Julián y Nacer redivivo. Aunque el amanuense no refiere autor del complot, señala a todos aquéllos que se han expresado a favor del secretario de Gobernación. Es decir, desde Enrique Doger hasta el politólogo Paulino Arellanes, pasando por Blanca Alcalá, Víctor Giorgana, Humberto Vázquez Arroyo, el líder sindical Israel Pacheco y líderes de organizaciones tricolores. De esta forma, según el complot mongol, personajes y grupos tan diferentes estarían empeñados en “mandar a un barranco” a Javier López Zavala.
Tal maquinación, por supuesto, sólo existe en la afiebrada mente del autor de Serpientes y Escaleras. Las simpatías que la candidatura de Zavala ha despertado en las últimas tres semanas tienen un origen claro: el rechazo evidente de las bases priistas a Roberto Ruiz Esparza, a quien consideran un chaquetero advenedizo que nada tiene que ver con el priismo, y el temor fundado de que una vez en el poder les dé una patada y se asuma como independiente, desconociendo compromisos.
Los priistas desean un candidato priista. Y le pese a quien le pese, Javier López Zavala es el mejor posicionado porque lleva tres años trabajando la capital en un proyecto que se fijó en la mente desde el comienzo del sexenio: convertirse en candidato a la alcaldía en las elecciones intermedias como un trampolín de mérito para llegar a la gubernatura. El posicionamiento del secretario de Gobernación no es gratuito: ha trabajado, llevado apoyos, amarrado grupos y simpatías. No es casual entonces que hoy los apoyos se manifiesten.
Por supuesto que ganar la alcaldía para el tricolor es un reto mayúsculo que revela la estatura política. Mario Marín y Enrique Doger lo lograron en su momento; Germán Sierra y Carlos Julián no. ¿En qué posición quedó cada uno? ¿A qué posición aspira Zavala?
El problema de los sueños es que a veces se cumplen. Zavala soñó tanto con ser alcalde que hoy ya no sabe qué hacer, aunque las encuestas lo avalen. Ruiz Esparza no es, según el CISO y Opina, una mejor opción que el secretario de Gobernación.
Y en los números fríos, no hay ningún complot mongol.
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