Replicaycontrareplica
Abril 2007
El "don" de la ubicuidad de López Zavala
El "don" de la ubicuidad de López Zavala
El Bell 412, preferido por los políticos voladores... en todos sentidos
El futuro ya no es lo que solía ser.
Arthur C. Clarke
Aún no ensillamos y ya cabalgamos.
Dicho popular
Por Alejandro C. Manjarrez
Cuando los secretarios del gabinete marinista escuchan el nombre de su compañero Javier López Zavala, cambian la expresión de su rostro. Algunos hacen cara de fuchi y otros de resignación, pero nadie dice algo en contra de quien chueco o derecho controla su destino burocrático, dependiendo, claro, la instrucción superior que haya recibido.
La cara de fuchi se debe a que ninguno puede moverse si antes no fue autorizado por el jefe del Gabinete, o sea por Javier López, el de Pijijiapan, la tierra donde por cierto se fabrican los mejores quesos chiapanecos (me consta). Y la de resignación la portan aquellos cuya disciplina se antepone a la dignidad, actitud que caracteriza a quienes se han fraguado en el quehacer público estatal.
Usted ya sabe quienes son los primeros y cuáles los segundos.
Lo que yo le puedo decir es que la razón de esos sentimientos encontrados es precisamente el poder que ejerce el secretario cuyas acciones, insisto, obedecen a la línea política-administrativa del gobernador Mario Marín Torres. Por ello Javier es el único miembro del Gabinete que hace lo mismo que su jefe, el mandatario. Verbigracia: si éste saluda de mano a quienes tiene que o simplemente lo hace por cortesía, el otro sigue su ejemplo. Y si Mario amanece con el niño atravesado, Javier no sólo sufre los dolores sino que además muestra sus efectos. Es digamos que el poder somatizado con todo y sus altibajos.
De ahí el bajo perfil de los secretarios del gobierno poblano.
Y por ello la cara de fuchi del pequeño grupo que se supuso libre y autónomo para, como decían antes de arribar al gobierno, sacar provecho a la época de las vacas gordas.
Ésta y no otra es la razón para que los compañeros de López Zavala estén tan entusiasmados y pugnen para que éste sea ungido candidato, no importa a qué. Lo que quieren es que su “coordinador” político-administrativo deje el cargo para que ellos puedan respirar, aspirar y conspirar a gusto, sin las molestas y celosas orejas o colas cuyo trabajo consiste en vigilar sus pasos, digamos que administrativos (los personales o íntimos no porque saldría contraproducente).
Bueno, se preguntarán los lectores: ¿Y López Zavala será o no candidato?
Según mi modesta apreciación podría serlo sí, pero con algunas variantes; a saber:
a). Si el PAN postula a Toño Sánchez Díaz de Rivera como candidato a presidente municipal de la ciudad capital, López Zavala entraría a la lucha. Esto porque ganarle al ingeniero es más fácil que derrotar a la señora Ana Teresa Aranda. Basta poner en acción la estructura política-electoral del PRI contra la cual sólo podría la doña –como diría Lupita de Alessio–, por el hecho de ser mujer. La posibilidad de jalar para su causa al 52 por ciento del electorado es, ni duda cabe, la principal fuerza política de la panista.
b). Ahora bien, si la candidata es Ana Teresa, entonces Javier pensaría en la plurinominal que, de manera “incruenta” y automática, lo llevaría a coordinar el Congreso local. No se despeinaría pues. Ni gastaría su poco o mucho patrimonio político. Y además “cubriría” eficazmente la retirada de su líder y paradigma.
c). Pero salen sobrando tanto la presidencia municipal como la diputación con todo y su liderazgo. Lo importante para Javier es sacar adelante el proyecto 2011, o sea la postulación para suceder al gobernante estatal. Y hacerlo a partir de la confianza y seguridad que representa su lealtad, discreción, cercanía y compromiso con Mario Marín, “cualidades” que en Javier garantizan al mandatario actual una ex gubernatura tranquila, feliz, triunfante, festiva y lejos, muy lejos de cualquier reclamo jurídico-administrativo (la oposición le llamaría “impunidad”).
d). Esta variable se forma con dos de las posibilidades apuntadas. Una: que López Zavala sea el próximo diputado-presidente de la Gran Comisión. Y la otra: que Mario Marín descanse y apoye su futuro en esa representatividad. Entonces sí el actual secretario de Gobernación sería el candidato cincho a una gubernatura, por cierto no tan cincha.
¿Por qué la última observación del columnista, la de: “no tan cincha”?
Me baso en la lógica de la política poblana que ya muestra quiénes pueden ser los rivales del priista con posibilidades como para ser candidato a suceder a don Mario.
Uno de ellos es Rafael Moreno Valle Rosas. Otro Humberto Aguilar Coronado. La misma Ana Teresa Aranda siempre y cuando no sea candidata a ocupar el cargo que hoy ostenta Enrique Doger Guerrero. También Toño Sánchez si acaso sale ungido candidato a presidente municipal y, obvio, gana la elección constitucional. Vaya hasta Javier Lozano Alarcón si por algún evento inesperado dejara de escuchar el canto de las sirenas de Los Pinos, cosa por demás difícil dados los tiempos que vive el calderonismo y la amistad entre uno y otro compañero de banca.
En este escenario cabe destacar la importancia que tiene la estructura de cada uno de los aspirantes. Si ésta fuese considerada por su valor electoral, entonces sería Moreno Valle Rosas el representante de Acción Nacional, ya que el hoy senador cuenta con una amplia red de colaboradores, misma que abarca el estado de Puebla e incluye a militantes de todos, subrayo todos los partidos políticos. Es algo que sabe y ha podido comprobar Javier López Zavala, conocimiento que justifica otra de sus actividades: la del intenso proselitismo que realiza desde los lugares más recónditos de la entidad hasta las elites priistas, movimientos que se pueden justificar si partimos de que su jefe el gobernador lo ha instruido para que controle y esté atento de los acontecimientos políticos y de seguridad pública del estado, no importa que sea un problema entre regidores de Chichiquila, por ejemplo, o que intervenga en los asuntos que por su trascendencia nacional resulten de alto riego tanto para el estado como para la nación.
Después de analizar los puntos que acaba usted de leer, no hay de otra mas que entender los por qué de la intensa y variada actividad de López Zavala, quien, como lo defino en el título de esta entrega, es el único político poblano con el don de la ubicuidad, calidad que le ha dado su jefe, el mandatario.
Y entonces ¿ganaría Zavala la elección a gobernador?
Ése es otro tema en el cual influyen otros políticos del PRI cuya actividad y conocimiento del estado permitieron el triunfo del actual gobernante. Uno de ellos, con el sartén por el mango. Pero después, a su debido tiempo, le digo de quién se trata...
acmanjarrez@hotmail.com
fuente: Réplica
Arthur C. Clarke
Aún no ensillamos y ya cabalgamos.
Dicho popular
Por Alejandro C. Manjarrez
Cuando los secretarios del gabinete marinista escuchan el nombre de su compañero Javier López Zavala, cambian la expresión de su rostro. Algunos hacen cara de fuchi y otros de resignación, pero nadie dice algo en contra de quien chueco o derecho controla su destino burocrático, dependiendo, claro, la instrucción superior que haya recibido.
La cara de fuchi se debe a que ninguno puede moverse si antes no fue autorizado por el jefe del Gabinete, o sea por Javier López, el de Pijijiapan, la tierra donde por cierto se fabrican los mejores quesos chiapanecos (me consta). Y la de resignación la portan aquellos cuya disciplina se antepone a la dignidad, actitud que caracteriza a quienes se han fraguado en el quehacer público estatal.
Usted ya sabe quienes son los primeros y cuáles los segundos.
Lo que yo le puedo decir es que la razón de esos sentimientos encontrados es precisamente el poder que ejerce el secretario cuyas acciones, insisto, obedecen a la línea política-administrativa del gobernador Mario Marín Torres. Por ello Javier es el único miembro del Gabinete que hace lo mismo que su jefe, el mandatario. Verbigracia: si éste saluda de mano a quienes tiene que o simplemente lo hace por cortesía, el otro sigue su ejemplo. Y si Mario amanece con el niño atravesado, Javier no sólo sufre los dolores sino que además muestra sus efectos. Es digamos que el poder somatizado con todo y sus altibajos.
De ahí el bajo perfil de los secretarios del gobierno poblano.
Y por ello la cara de fuchi del pequeño grupo que se supuso libre y autónomo para, como decían antes de arribar al gobierno, sacar provecho a la época de las vacas gordas.
Ésta y no otra es la razón para que los compañeros de López Zavala estén tan entusiasmados y pugnen para que éste sea ungido candidato, no importa a qué. Lo que quieren es que su “coordinador” político-administrativo deje el cargo para que ellos puedan respirar, aspirar y conspirar a gusto, sin las molestas y celosas orejas o colas cuyo trabajo consiste en vigilar sus pasos, digamos que administrativos (los personales o íntimos no porque saldría contraproducente).
Bueno, se preguntarán los lectores: ¿Y López Zavala será o no candidato?
Según mi modesta apreciación podría serlo sí, pero con algunas variantes; a saber:
a). Si el PAN postula a Toño Sánchez Díaz de Rivera como candidato a presidente municipal de la ciudad capital, López Zavala entraría a la lucha. Esto porque ganarle al ingeniero es más fácil que derrotar a la señora Ana Teresa Aranda. Basta poner en acción la estructura política-electoral del PRI contra la cual sólo podría la doña –como diría Lupita de Alessio–, por el hecho de ser mujer. La posibilidad de jalar para su causa al 52 por ciento del electorado es, ni duda cabe, la principal fuerza política de la panista.
b). Ahora bien, si la candidata es Ana Teresa, entonces Javier pensaría en la plurinominal que, de manera “incruenta” y automática, lo llevaría a coordinar el Congreso local. No se despeinaría pues. Ni gastaría su poco o mucho patrimonio político. Y además “cubriría” eficazmente la retirada de su líder y paradigma.
c). Pero salen sobrando tanto la presidencia municipal como la diputación con todo y su liderazgo. Lo importante para Javier es sacar adelante el proyecto 2011, o sea la postulación para suceder al gobernante estatal. Y hacerlo a partir de la confianza y seguridad que representa su lealtad, discreción, cercanía y compromiso con Mario Marín, “cualidades” que en Javier garantizan al mandatario actual una ex gubernatura tranquila, feliz, triunfante, festiva y lejos, muy lejos de cualquier reclamo jurídico-administrativo (la oposición le llamaría “impunidad”).
d). Esta variable se forma con dos de las posibilidades apuntadas. Una: que López Zavala sea el próximo diputado-presidente de la Gran Comisión. Y la otra: que Mario Marín descanse y apoye su futuro en esa representatividad. Entonces sí el actual secretario de Gobernación sería el candidato cincho a una gubernatura, por cierto no tan cincha.
¿Por qué la última observación del columnista, la de: “no tan cincha”?
Me baso en la lógica de la política poblana que ya muestra quiénes pueden ser los rivales del priista con posibilidades como para ser candidato a suceder a don Mario.
Uno de ellos es Rafael Moreno Valle Rosas. Otro Humberto Aguilar Coronado. La misma Ana Teresa Aranda siempre y cuando no sea candidata a ocupar el cargo que hoy ostenta Enrique Doger Guerrero. También Toño Sánchez si acaso sale ungido candidato a presidente municipal y, obvio, gana la elección constitucional. Vaya hasta Javier Lozano Alarcón si por algún evento inesperado dejara de escuchar el canto de las sirenas de Los Pinos, cosa por demás difícil dados los tiempos que vive el calderonismo y la amistad entre uno y otro compañero de banca.
En este escenario cabe destacar la importancia que tiene la estructura de cada uno de los aspirantes. Si ésta fuese considerada por su valor electoral, entonces sería Moreno Valle Rosas el representante de Acción Nacional, ya que el hoy senador cuenta con una amplia red de colaboradores, misma que abarca el estado de Puebla e incluye a militantes de todos, subrayo todos los partidos políticos. Es algo que sabe y ha podido comprobar Javier López Zavala, conocimiento que justifica otra de sus actividades: la del intenso proselitismo que realiza desde los lugares más recónditos de la entidad hasta las elites priistas, movimientos que se pueden justificar si partimos de que su jefe el gobernador lo ha instruido para que controle y esté atento de los acontecimientos políticos y de seguridad pública del estado, no importa que sea un problema entre regidores de Chichiquila, por ejemplo, o que intervenga en los asuntos que por su trascendencia nacional resulten de alto riego tanto para el estado como para la nación.
Después de analizar los puntos que acaba usted de leer, no hay de otra mas que entender los por qué de la intensa y variada actividad de López Zavala, quien, como lo defino en el título de esta entrega, es el único político poblano con el don de la ubicuidad, calidad que le ha dado su jefe, el mandatario.
Y entonces ¿ganaría Zavala la elección a gobernador?
Ése es otro tema en el cual influyen otros políticos del PRI cuya actividad y conocimiento del estado permitieron el triunfo del actual gobernante. Uno de ellos, con el sartén por el mango. Pero después, a su debido tiempo, le digo de quién se trata...
acmanjarrez@hotmail.com
fuente: Réplica
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