Los Conjurados
Erika Rivero Almazán
Zavala, ¿en serio será el candidato?
Que Zavala siempre sí será el candidato a la presidencia municipal de Puebla, rezan las columnas, las notas, las entrevistas en la radio y en la tele: una cascada de voces aseguran que sí, que el secretario de Gobernación, Javier López Zavala será el abanderado priísta para defender el sitio en la capital... en la afrenta electoral más competida en la Angelópolis.Y todo el mundo se la creyó.
En el fondo, la duda existe y persiste. La certeza es que no hay certeza.¿Por qué?Porque si el gobernador hubiera tomado ya una decisión, todo la estructura ya estuviera trabajando a favor de Zavala, sin más tiempo de que peder.Por el contrario, el PRI frenó el arranque de sus campaña en un intento (inusual, si lo comparemos con los tiempos electorales anteriores) por ganar tiempo y dilucidar la estrategia del PAN: h
oy más que nunca, el tricolor está urgido por saber quién será el candidato de Acción Nacional. Porque Roberto Ruiz Esparza dejó la campaña de cafecitos y restaurantes para empezar a realizar verdadera labor de campo: reuniones con la militancia en las casas, en los mercados, en las Juntas Auxiliares, gastando los tenis.El futbolista (no veo porqué llamarlo exfutbolista) empezó a calentar: está listo para entrar a la cancha... si es requerido.
Y va con todo: él no está jugando al podría... él quiere.Ruiz Esparza habla de su candidatura... no por el Panal, como lo presume Valentín Meneses para taparle el ojo al macho.
El Capi, en corto, no deja nada a la imaginación: va por la candidatura del PRI, y el Panal sólo servirá de mecanismo para legitimarlo.
Con menos marca de intención, aparecen otros nombres.Blanca Alcalá, sin el mismo esquema, también reconoce abiertamente en las entrevistas que no está buscando la candidatura, pero si el partido la llama, ella aceptará feliz porque es una mujer preparada para asumir esa responsabilidad.
De eso no hay duda.Quien ventiló esa posibilidad en los medios de comunicación fue Salomón Jauli, un perfil similar al futbolista: con algunos pininos destacados en la política, su historial deportivo exitoso lo coloca en una posición envidiable como candidato.
El empresario textilero, Eduardo Kuri Chedraui también cachondea con la candidatura, y Lucero Saldaña, pues, como siempre, puro cotorreo para ver que saca: exprimiendo hasta el último centavo a la dorada burocracia y obstruyendo la oportunidad a otros valores jóvenes y más talentosos.
En fin, ésa es otra historia.
Volvamos al tema.Mario Marín es un operador político por excelencia:
no es ningún improvisado, y por tanto, él y nadie más será el gran elector.Por tanto, es presumible que si el PRI metió freno de mano a la definición de candidaturas, no es porque exista temor o duda.Es por pura estrategia.Y esto también se hace extensivo a la candidatura de Zavala.
El secretario de Gobernación ha demostrado ser un hombre de decisiones.Equivocadas o certeras, buenas o malas, Zavala toma decisiones: tiene carácter.Por tanto, lo que pareciera ser un actitud timorata (¿va o no va por la presidencia municipal?), es realmente una decisión: esperar.
Esperar a que el gobernador de luz roja.
¿Y qué es lo que le hace falta al gobernador para actuar?E
s posible que una negociación.
Como buen operador electora, Marín sabe esperar el momento para actuar.
El panorama no es sencillo, y por eso, seguramente está repasando cada movimiento.Difícilmente arriesgaría a su delfín, amigo, compañero, compadre y discípulo.
Marín ha demostrado cuidar a cada uno de sus alfiles: en su mapa no existen las traiciones. No al menos con su gente más cercana: con su burbuja.Por la contraparte, la respuesta es idéntica: harán lo que le diga Marín.Así ha funcionado desde siempre la cerrada burbuja de Marín.Nada nuevo bajo el sol.De ahí el atropellado destino de Zavala:
cuando él dijo que no iba por la presidencia municipal y que se quedaría en la secretaría de Gobernación, era cierto: hasta empezó a columpiar, en corto, a Alejandro Armenta. El proyecto Z se había difuminado por así convenir a los intereses de Marín:
el affaire con Lydia Cacho iba en aumento y el futuro era incierto.Zavala tuvo que tomar el control en muchos asuntos del estado, para compartir de carga del entonces defenestrado gobernador.
Su Proyecto Z, fue aplazado, al grado casi de disolverse.
Ahora, ante la falta de caballada (porque está muy, muy, pero muy flaca) el nombre de Zavala vuelve a resurgir.Sí, Marín cada vez parece estar más convencido para impulsar a Zavala.
Pero aún no está decidido.
Zavala, al igual que El Capi, está calentando a un lado de la cancha, aunque en el fondo no le guste.En serio: muchos de sus más cercanos intuyen que Zavala, realmente, en lo individual y en lo más íntimo de su intimidad, ya no le atrae la idea de ser candidato a la presidencia municipal.
Claro: Zavala sueña con la gubernatura, y muchos son los caminos para llegar a ella en 4 años.Ahora, duda que la presidencia municipal de Puebla sea la mejor vereda para alcanzar su verdadero objetivo.Marín también lo sabe.
Y no lo enviará a una guerra sin tener la absoluta seguridad de ganar.Sólo si tiene todas las aseses en la mano, Marín enviará a su más fiel y querido aliado a la guerra para retener la capital.
¿Qué significa eso?
1.- Conocer la estrategia del enemigo a vencer: si el PAN elige como candidato al más débil, o sea, a Toño Sánchez Díaz de Rivera, la situación mejora para Zavala. Con Fraile las cosas no mejoran y con Anatere, es un cortocircuito.Sin espantarnos, ni fingir inocencia, esto también podría incluir una negociación: Marín ha sobrevivido a demasiados ataques para conservar el poder. No dudará en hacer lo necesario para conversarlo.
Si quieres comprar a tu adversario, hazle una oferta que no pueda resistir, frase llena de sabiduría de Don Corleonne, y nada más apegado a la naturaleza humana.Por ejemplo, ¿qué tal ganar la capital a cambio de Casa Puebla en cuatro años?Uf, qué tentador.
2.- Si Marín concreta un acuerdo con Enrique Doger para que el alcalde no sólo no entorpezca el operativo de apoyo a favor del PRI, sino que realmente se comprometa a trabajar por el tricolor y no le haga las contras, como suele ser tradición en la Angelópolis: el alcalde trabaja en contra de su propio partido para que llegue el adversario. Ahorremos la molestia del recuento: es una historia que todos conocemos.
3.- No distraer la energía y recursos para alcanzar el verdadero objetivo del gobernador: conservar la mayoría en el Congreso, aunque la diferencia sea por un solo diputado. Sólo así podrá conseguir el estado de gobernabilidad y control sobre el estado.Al menos, hasta que termine su administración. En síntesis:
El gobernador está esperando un escenario más claro para ejecutar sus decisiones. Muchas son las herramientas para construir un escenario posible. Lo está haciendo, pero aún no ha terminado. Sólo necesita más tiempo: por eso retrasó el inicio de las campañas.
Mientras no esté seguro, seguirá jugando con sus opciones, llámense Roberto, Blanca, Salomón, etc. Todos tienen una función en el tablero.
Zavala es su carta más fuerte: es su hechura y su continuidad, pero no la empleará hasta que tenga la absoluta seguridad de que el PRI ganará, o por lo menos, que tenga amplias posibilidades de triunfo.
En caso de que el gobernador descubra que Zavala corre riesgo de peder, optará por otra candidato que ya ha puesto a trabajar desde hace meses. No arriesgará a su gente. Y eso incluye en el paquete a los candidatos a diputados locales: no arriesgará a su gente, si sabe que está en riesgo. Quienes no son de su equipo, es probable que los envíe como carne de cañón.
Es posible que Zavala prefiera seguir en la secretaría de Gobernación, posición en la que controla casi todo el estado y le facilita la consolidación de su proyecto político rumbo a la gubernatura.
Pero también Zavala tiene una formación predecible: aceptará el fallo del gobernador, sin rezongar, fiel a su costumbre.