miércoles, 21 de enero de 2009

La sucesión es un juego agresivo (y arriesgado)


Arturo Rueda
El sacrificio de una pieza es una jugada común en el ajedrez de alta escuela. Consiste en ofrecer un intercambio de material claramente desventajoso –por ejemplo, tomar un peón por un caballo- con el objetivo de hacer caer en una trampa al contrario, ya que al cabo de unas jugadas la desventaja de material se convierte en una ventaja de posición e incluso de tiempo. El jaque mate, casi siempre, es inminente. Pero se trata de una jugada altamente riesgosa: si el ataque no se concreta, el jugador se hace bolas o el contrario se defiende magistralmente, el sacrificio se torna en derrota irremediable. Por ello, sólo los jugadores avezados, con gran experiencia, son capaces de tomar un riesgo tan alto.

Me queda la impresión, después del destape impresionante del viernes en la pachanga zavalista, que el gobernador Marín ha tomado el riesgo más grande de su carrera política al bajar sus cartas con tanta anticipación: a un año y medio de la elección constitucional, y a por lo menos ocho meses del momento en que se hará la nominación oficial del candidato del PRI a la gubernatura del Estado.

Un juego riesgoso, sí, porque para alcanzar la prerrogativa inédita de ser el primer gobernador en poner gobernador –al estilo de la vieja frase-, Marín decidió sacrificarse a sí mismo. Reducir el ciclo de su poder de seis a cuatro años para compartir lo que resta con el recién ungido Javier López Zavala. Coexistencia de dos gobernadores en un mismo espacio-tiempo. Una sola toma de decisiones, un solo presupuesto y una sola administración para dos personas que –teóricamente- reman hacia un mismo objetivo: consolidar el proyecto transexenal.

En marzo del año pasado, cuando Javier López Zavala asumió la Secretaría de Desarrollo Social y Alejandro Armenta la dirigencia estatal del tricolor, previo paso de Valentín Meneses a la SCT, se definió la sucesión. Desde entonces, el gobernador ha venido engañando al resto de los actores políticos, conminándolos a la unidad en vísperas del 2009 y a esperar los tiempos del 2010, cuando él mismo viene planeando esos tiempos desde la oscuridad. La prueba del engaño se encuentra en las entrevistas que mantuvo con los periodistas Alejandro Mondragón y Arturo Luna Silva. “El viernes voy a comer en Casa Puebla”, así como el “les he pedido a los aspirantes, de forma tranquila y hasta áspera que se tranquilicen” tenía como únicos destinarios a los engañados. A los que pensaban vivir una sucesión, cuando ésta terminó en marzo del 2008.

Precisamente, en ese momento, escribí: “Una lectura política realista de los relevos, sin embargo, muestra otra cosa. La primera y fundamental es que la sucesión al interior del grupo marinista ya se definió. Javier López Zavala, por fin, toma carta de naturalización como el delfín de su Alteza Serenísima y quien personifica el proyecto transexenal del grupo. Mario Marín, proporciones guardadas, aspira a convertirse en el Jefe Máximo de la política poblana y ser el único mandatario capaz de romper el viejo apotegma de que gobernador no pone gobernador. En la mente de Marín vive Plutarco Elías Calles. Después de Zavala, vendrá quizá Mario Montero o Alejandro Armenta, y un sexenio después, Mario Marín García. Un proyecto político frívolo e irresponsable en los años de la transición democrática, pero factible en el señorío feudal en el que Puebla se ha transformado.

“El Maximato de Marín, por supuesto, rompería todas las leyes históricas del sistema político mexicano.

“Las mismas reglas que fundaron al PRI: un hombre, todo el poder, pero sólo por seis años. La ambición por reelegirse mató a Obregón; Elías Calles terminó su maximato en el exilio al que lo envió Cárdenas; Carlos Salinas quiso instaurar un proyecto transexenal de poder y todo terminó trágicamente en Lomas Taurinas. La historia lo muestra claramente: un destino sangriento se interpone entre los planes de perpetuación en el poder.

“Aún así, con la historia en su contra, Marín quiere ser el primer gobernador que imponga gobernador. Y para ello ha elegido como sucesor, de entre los miembros de su grupo, a Javier López Zavala. Los hechos confirman las intenciones: el zavalismo, a partir de hoy, domina los tres centros neurálgicos de la operación político-electoral. Zavala, como secretario de Desarrollo Social, operará los programas gubernamentales de lucha contra la pobreza, que obtienen sus réditos a través de la estructura electoral del Revolucionario Institucional, a cuyo cuidado queda su amigo Alejandro Armenta. Para cerrar la pinza, al frente de la negociación y control del magisterio, los operadores por excelencia en todo el estado, se queda otro distinguido zavalista, Darío Carmona. Con SEDESO, SEP y el PRI en sus manos, ¿qué otra cosa necesita Zavala para ser ungido?

“De ahí se deriva la primera consecuencia: Mario Montero perdió la sucesión. Sin necesidad de mayores aclaraciones, la jefatura del gabinete se traslada de Gobernación a Desarrollo Social. No hay más sordo que el que no quiere oír. La salida estratégica de Valentín Meneses a Comunicaciones y Transportes, mantenida hasta el final a pesar de las indecisiones de su Alteza Serenísima, es un movimiento doble que debilita al monterismo y fortalece al zavalismo. No se trata de un accidente o capricho: el monarca sexenal que aspira a convertirse en transexenal todo lo sabe y todo lo prevé. Su amigo de la juventud se quedó cerca, pero no terminó por convencer al monarca, quien prefiere entregarle poder a su hijo político. Las causas íntimas de la sucesión nunca se explican y tampoco los por qué. Simplemente Zavala ganó y Montero perdió.

“Que nadie se engañe: los relevos del gabinete no tienen un contenido gubernamental. No se hacen para que el gobierno estatal mejore su desempeño o se palie la corrupción monstruosa. ¿O alguien cree que Zavala esté capacitado técnicamente para reducir la pobreza y la marginación en el estado? ¿A poco tiene mejores cartas credenciales que, por ejemplo, Jorge Estefan Chidiac o Rafael Moreno Valle, anteriores secretarios del ramo? ¿O alguien piensa que tiene contactos en el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Interamericano de Desarrollo, las instituciones multilaterales que financian la lucha contra la pobreza? Por supuesto que no. Zavala llega ahí para ser la cara bonita del gobierno y repartir subsidios, programas, cemento, tinacos. Vaya, para ser el Santa Claus del marinismo rumbo a su pretensa candidatura priísta al gobierno estatal en el 2010”.

“La Alteza Serenísima sabe que el destino de su proyecto transexenal depende, en gran medida, de la aceptación de los perdedores al interior de su grupo para evitar un fuego amigo. En especial de Mario Montero, que podría convertirse en el Camacho Solís de Carlos Salinas. Por ello el encuentro relatado por Ricardo Morales en sus Serpientes y Escaleras de la semana pasada, cuando Marín reunió a sus cuatro pretoriano y los instó a la unidad más que nunca, porque esa unidad les permitió arrebatarle el poder a Melquíades Morales.

“Marín, sin embargo, omitió revelarles que su mentada unidad de grupo no servirá para hacer un mejor gobierno o limpiar su nombre. La unidad es para organizarse a través del proyecto transexenal llamado Javier López Zavala –su hijo político- y que culminará en unos años cuando su hijo Mario Marín García –su hijo sanguíneo- también llegue a la gubernatura”. Hasta ahí la larga cita.

¿Y por qué decidió el gobernador arriesgar su pieza principal, él mismo, y cuáles son las consecuencias de una jugada tan riesgosa? Mañana continuamos.

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