Tiempos de Nigromante de Arturo Rueda
El fracaso de López Zavala
El paro magisterial es un fracaso personal de Javier López Zavala y la puntilla a su gestión en la secretaría de Gobernación. No puede entenderse de otra forma el chantaje de los líderes sindicales, cuando fue él mismo Zavala quien les mostró que el gobierno estatal se presta a ser chantajeado. Ocurrió así cuando en la renegociación salarial de mediados de año. Los negociadores cedieron en todo y el SNTE no se obligó a nada. La pésima intermediación de Zavala y su peón Darío Carmona le costó a los poblanos aproximadamente mil millones de pesos en concepto de la famosa rezonificación que supuestamente evitaría la oaxacanización de la entidad y traería la paz social. Ni uno ni otro, porque hoy 800 mil niños poblanos se quedarán sin clases.
Lo que ocurrió en realidad fue en dicha negociación salarial Zavala traicionó los intereses de los poblanos para privilegiar los intereses de su proyecto personal rumbo a la gubernatura. Concediendo todo lo que pidieron a los maestros, sin exigirles un mínimo compromiso de calidad, Zavala se aseguró la lealtad personal de los líderes Gustavo Espinoza y Jorge Méndez a sus ambiciones personales, pero no al proyecto de gobierno de su jefe Mario Marín.
La negociación salarial con el sindicato magisterial provocó una ruptura entre los zavalistas y el equipo de Finanzas, ya que Gerardo Pérez Salazar y Manuel Villa Issa nunca participaron de las negociaciones y sólo hasta el final fueron enterados del alcance económico.
El 29 de septiembre lo relatamos así en este espacio: “El problema parte de que Darío Carmona y Javier López Zavala obstruyeron la participación de la secretaría de Finanzas en la negociación. Ni Gerardo Pérez Salazar ni David Villa Issa estuvieron presentes y tampoco pudieron emitir opinión. Por ello, el lugar de seguir criterios de racionalidad y compromiso educativo, se despacharon con la cuchara grande.
Pero ahora es en Finanzas donde deben resolver la presión hacia las finanzas estatales. Y como el dinero no se aparece mágicamente, el gasto de inversión tendrá que ser reducido, o si se quiere completar el programa de obras, deberá hacerse uso de la línea de crédito por 1,500 millones aprobada por el Congreso.
“El lector inteligente preguntará: ¿y a poco Zavala y Carmona negociaron a espaldas del gobernador? ¿Mario Marín estuvo enterado de la generosidad de ambos negociadores? ¿Lo aprobó? Parece difícil pensar que no fue así. Es decir, que el gobernador sí aprobó el chantaje de los maestros. Y que el magisterio se aprovechó del estado de necesidad en el que todavía vive Marín, a la espera de su verdadera recuperación. Que ante la amenaza de convertir a Puebla en la nueva Oaxaca, el gobierno tuvo que ceder, aunque los maestros no cedieran en nada. Absolutamente nada.
“No deja de ser sospechosa la actitud de ambos negociadores. Incluso podría pensarse una colusión entre el magisterio y los funcionarios. Algo que los abogados llaman prevaricato. En otras palabras, servir a dos amos. Las suspicacias son innegables. Por un lado, Carmona, Zavala, y los dirigentes de las secciones 23 y 51 hablando de un acuerdo excelente. Por el otro lado, Pérez Salazar contradiciéndolos y casi quejándose de la generosidad, provocando una crítica implícita. ¿Qué pasó?”
El fracaso de Zavala es incuestionable como conductor de la vida política de la entidad. Primero apostó en lo personal por alcanzar un acuerdo con los líderes magisteriales para granjearse su apoyo en la sucesión gubernamental. Por supuesto, el titular de Gobernación no es tan tonto, y a Marín le vendió la idea de que son ese gran aumento conseguirían el apoyo político del SNTE. Una ingenuidad más.
Digo con un dejo de ingenuidad, porque está más que claro que el magisterio atiende un solo interés y una sola directriz: la de Elba Esther Gordillo. Como soldados de infantería, si les dice al matadero, pues al matadero van. Si hay que apoyar al PRI, al PANAL, al PAN o al PRIANAL, es una decisión que únicamente está en manos de la teacher. Recuérdenlo bien, señores marinistas: los intereses del magisterio están donde señalan los intereses de Elba Esther Gordillo. Y los intereses de la maestra no están con Mario Marín, Melquíades Morales, Enrique Doger o Javier López Zavala. Si están en un poblano, radican en Rafael Moreno Valle Rosas.
Zavala no tiene disculpa. Aceptándo que Elba Esther Gordillo ha transformado al magisterio en un sindicato mafioso que exige a los gobiernos estatales cuantiosos aumentos a cambio de no desatar la ingobernabilidad que se vive en Oaxaca. En pocas palabras, “acuerdos de protección” al estilo siciliano.
“Págame una cuota mensual para que nadie atente contra tu negocio”, cuando son los mismos mafiosos lo que lo destruyen si no se acepta su chantaje. Pero en Gobernación también debieron haber previsto que apostar por Beatriz Paredes y no por los intereses de Elba –Enrique Jackson-, haría que los gatilleros magisteriales entraran en acción.
Así que no se vale que Zavala chille como cochino desde sus columnas periodísticas. Él, y sólo él, les mostró que el gobierno estatal se presta a los chantajes.
3 comentarios:
Arturito Rueda... ¿Porque le tienes tanto odio jarocho a Zavala?... será porque no te da para tus tunas o mejor dicho tu Chayotito...
Besos mariquita.
No es la legítima defensa de los derechos de los maestros de Puebla lo que motiva al líder de la sección 51 del SNTE, Gustavo Espinosa Vázquez, a amenazar con una movilización del magisterio para el próximo jueves. Lo que está detrás de todo esto es la poderosa mano de la maestra Elba Esther Gordillo, quien busca doblegar al gobernador Marín en el marco de la contienda interna del PRI a la presidencia nacional de este partido, en donde la chiapaneca tiene como candidato al sinaloense Enrique Jackson Ramírez, quien el próximo viernes estará en esta ciudad.
El mensaje para Mario Marín es claro, o vira a favor de Jackson o las movilizaciones del SNTE se dejarán venir. Lo del bono sexenal es sólo un pretexto para disfrazar que el asunto es netamente político. Una prueba de esto es el movimiento magisterial que se llevó a cabo en Campeche contra el gobernador priista de esta entidad, Jorge Carlos Hurtado Valdés, quien se declaró abiertamente a favor de Beatriz Paredes.
De hecho existe el ofrecimiento por parte del gobierno del estado de comenzar a cubrir el próximo viernes parte del bono a los trabajadores de la educación, pero la oferta es desechada porque en realidad el movimiento tiene tintes políticos.
El escenario se complica debido a que también entran en acción los intereses del secretario general de la sección 51, Gustavo Espinosa Vázquez, quien busca ser candidato a diputado plurinominal por el partido magisterial de Nueva Alianza.
Por si fuera poco hace casi ocho días Gustavo Espinosa cumplió tres años al frente de la dirigencia de la sección 51. Así que prácticamente ha dejado de ser el secretario general de esta organización y ya no cuenta con el respaldo de las bases magisteriales.
Los maestros ya están cansados de que sólo se les utilice para movilizarse con fines políticos y que muy atrás quede el legítimo interés de mejorar sus condiciones de vida.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) pareció alzarse con una victoria en la disputa por el pago aún incumplido del bono sexenal, que no prometió el gobierno de Puebla, pero sí el de Vicente Fox Quesada, en el ocaso de su gestión y en pleno declive de su popularidad.
El poderío con que cuenta ese numeroso gremio emerge de dos premisas: la nómina masiva de agremiados y de un hábil y discutible liderazgo que no sabe de relevos ni alternancias en la cúspide de su estructura piramidal, que personifica la maestra Elba Esther Gordillo Morales.
En dos ocasiones ha demostrado el gremio magisterial poblano tener talento y capacidad de movilización que le ha redituado dividendos en dos vías, el político-partidista y el que les es inherente: la lucha sindical para obtener cumplimiento de promesas gubernamentales que en algo pueda resarcir la deteriorada economía de los mentores que cumplen a cabalidad su compromiso con la educación pública.
A Gustavo Espinosa Vázquez, el activo dirigente de la sección 51 del SNTE se le ha visto hacer trabajo de partido, con la naciente organización política bautizada por Gordillo Morales como Nueva Alianza. Y lo ha hecho bien.
En la elección presidencial de 2006 se convirtió en factor político real para que junto a la popularidad de Andrés Manuel López Obrador consiguiera echar a la tercera posición al otrora omnipotente Partido Revolucionario Institucional (PRI). Los votos alcanzados ese 2 de julio en Puebla merecieron felicitaciones del comité central de ese instituto, y de la propia Elba Esther Gordillo.
En los últimos días supimos de la capacidad de movilización del gremio. No terminaban de darse las últimas advertencias por la falta de pago del bono que el presidente de la República en retiro ofreció junto a su deteriorada palabra y ya la Secretaría de Educación Pública estaba sitiada por maestros que representaban a 25 mil de los suyos.
Fue una acción sorpresiva por que aún los más aguzados análisis de inteligencia fueron incapaces de prever las acciones que forzaron el desenlace ya conocido. Advirtieron actividades similares en otros edificios públicos, como la sede de las finanzas estatales, pero ya había previsiones de parte de las fuerzas del estado.
El secretario de Gobernación, Javier López Zavala y el de Educación, Darío Carmona García desplegaron toda su capacidad de gestión ante el gobierno federal para dar cumplimiento a una promesa que no era propia. De mal modo, la federación les prometió el dinero, ausente aún en las arcas estatales.
El paro de labores advertido por las huestes del SNTE no se extendió más allá de un día de jornada habitual por el puente en virtud del lunes feriado con motivo del aniversario de la promulgación de la Constitución Política.
La polarización no alcanzó niveles superiores por el esfuerzo concertado de las autoridades estatales y por el ánimo conciliatorio de la dirigencia sindical. Sin embargo, Gustavo Espinosa tendrá que pensar las cosas dos veces por que perpetuar confrontaciones suele ir en detrimento de la popularidad, que más tarde podría traducirse en malograda candidatura al puesto de elección popular en la mira.
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