Carlos Meza reitera sus críticas al Delfín
No obstante, ahora evitó llamar a Javier López Zavala por su nombre
El dirigente municipal del tricolor les recordó a líderes taxistas que el único gobernador es Mario Marín, y la presidenta municipal se llama Blanca Alcalá, y que no permitirá que “el candidato de facto”, intente cogobernar a lado de ambos funcionarios
Yonadab Cabrera Cruz
A pesar del llamado que le hizo el líder estatal del PRI, Alejandro Armenta Mier, para cerrar filas y evitar las fricciones entre priistas, el líder municipal de este instituto político, Carlos Meza Viveros, una vez más aseguró que hay personas que insisten en cogobernar a lado de Mario Marín Torres y de Blanca Alcalá Ruiz, en clara alusión al secretario de Desarrollo Social, Javier López Zavala, sin embargo, el dirigente local del tricolor esta vez fue cauto y evitó nombrarlo.
Carlos Meza volvió a lanzar su mensaje en contra de López Zavala, al decir que el único gobernador es Mario Marín, y la presidenta municipal se llama Blanca Alcalá, quienes gobernarán hasta el último día de su gestión, por lo que no permitirá que “el candidato de facto”, intente cogobernar a lado de ambos funcionarios.
“Veo que no faltan los grupos, digamos, de reventadores que les llaman, que han querido protagonizar o meter con calzador, no a uno, o dos o tres o a los que sean aspirantes al gobierno, y hacerlos ya como los candidatos de facto, hecho que además tienen el gran poder por ser los aspirantes de tomar decisiones y de arreglar las cosas sin resolverlas, entonces mi tesis es contundente: que yo los reto y les digo a ver, dice Carlos Meza que es un factor de desunión en el PRI.”
Ayer, Meza Viveros tuvo una comida con diversos sectores priista, entre los que destacaron taxistas, vendedores ambulantes, payasos, globeros, entre otros empleados no asalariados. Las Palapas fue el lugar designado para que se llevara a cabo este banquete.
“Mi tesis es que el gobernador se llama Mario Marín Torres que el gobernador va a gobernar hasta el último día de su gestión y que el gobernador no comparte el poder con nadie, y que la presidenta de Puebla, Blanca Alcalá gobierna este municipio, y va a gobernar hasta el último momento de su gestión.”
Carlos Meza retó a los presentes y a los priista en general, a que contradigan su tesis acerca de que hay un delfín del gobernador, e indicó que su teoría es para evitar que los priistas sean sometidos, para que gobierne el verdadero soberano y que los militantes de este instituto político voten con plena conciencia y voluntad propia por quien ellos deseen y no por la persona que les impongan.
El dirigente municipal del PRI respondió a los cuestionamientos de estos militantes de su partido, al mismo tiempo en que les decía que deben exigir el cumplimiento de sus necesidades a los diputados, senadores, presidentes municipales, regidores y servidores públicos, ya que sus puestos se los deben a la base priista, la cual han olvidado y sólo recuerdan en época de elecciones: “Hoy les pido a todos en cada instancia, que ya no pidan, ya no supliquen, ya no rueguen, que exijan, que exijan de verdad.”
Meza Viveros se comprometió con los seccionales priistas a que las autoridades del municipio y del estado atiendan sus demandas, se convertirá en el mesías del tricolor, dijo que él no llevará oficios, ni tramitará papeleo, su ayuda será directa, por lo que si es necesario acudir a las dependencias del gobierno con todos los seccionales, irá. Las quejas constantes fueron en contra de la administración de Blanca Alcalá, ya que globeros, payasos y ambulantes externaron su inconformidad con la forma de gobernar de la primera presidenta de Puebla, pues argumentaron que la apoyaron para que llegara a la alcaldía, pero ahora ya no los recibe, y encima de todo los saca de las calles, no los apoya y los evade.
De la misma forma, reconoció el trabajo de Alejandro Armenta Mier como líder estatal del PRI: “Alejandro Armenta, lo apreció de verdad, ha sido mi amigo durante mucho tiempo, tiene un gran talento, tiene una gran experiencia a pesar de ser un priista joven, está trabajando muy bien al interior del estado.”
Carlos Meza se definió como un priista incómodo para los militantes de su partido que son sumisos, sometidos, agachones, pero jamás lo sería para los verdaderos priistas, es decir para la base, para los líderes seccionales que durante años han apoyado a este instituto político incondicionalmente.
Por su parte, Alejandro Armenta Mier rechazó que haya división entre la dirigencia estatal y municipal del PRI, de la misma forma, enfatizó que es amigo de Carlos Meza, y descartó las suspicacias que hay en torno a fricciones entre ambos líderes.
Asimismo, recordó que en el Revolucionario Institucional hay libertad para expresarse, pro lo que respeta las opiniones de Carlos Meza, pues mencionó que el PRI no es un club de cuates: “Yo tengo respeto a quienes piensen diferente, soy presidente del PRI, estoy trabajando para las elecciones del 2009.”
Política y Poder
Manuel Cuadras
Un nuevo problema surge para el autodenominado “delfín” zavalista en su afanoso camino a la candidatura del Gobierno del estado. Una piedra muy incómoda. Una llaga que molesta. Una jaqueca aguda. Un dolor de muelas. Una herida que nunca cerró. Una hernia de la cual nunca se ha logrado desprender. Así es Carlos Meza para Javier López Zavala.
El momento más álgido entre ambos se dio cuando el chiapaneco “invitó” al polémico notario a que se sumara a su (pre) campaña para suceder a Mario Marín. Evidentemente la “invitación” irritó a Carlos Meza, y no por lo que dijera Zavala (que Meza de antemano sabía), sino por la forma en que se lo dijo, prácticamente (y de manera muy velada) le hizo ver los “inconvenientes” que traería el hecho de que el notario decidiera no sumarse a la bufalada. “El jefe ya tiene conocimiento, Carlos, y cuento con todo su respaldo…”, le dijo a manera de presión. Y no sólo eso, en un acto de total embriaguez de poder hasta se dio el lujo de futurear y repartir el pastel que aún ni si quiera se cocina: le ofreció la Secretaría de Gobernación de su gobierno (…)
Al día siguiente, Carlos Meza hizo fuertes señalamientos —a través de una columna suya publicada en La Jornada— de la manera cínica con la que el funcionario marinista se promovía, y del desaseo político con el que “invitaba” a la gente a sumarse a su proyecto. Además, criticó el entreguismo por parte de los integrantes de “la burbuja marinista” hacia el Proyecto Z. Les dijo de todo, ¿cómo olvidarlo?: “Él sabe a quien me refiero —el elegido—, a 97 años del aniversario del PRI no se pueden dar estos casos que alguien se sienta el elegido de Dios y diga que ya tiene la venia del gobernador, eso fue lo que hice, denunciarlo (…) No me voy a prestar a que impongan un candidato. Espero que no se avecine una imposición, una cargada en el PRI. Mario Marín es un hombre inteligente, ha sido presidente del PRI, fue un excelente secretario de Gobernación. No debe dejarse llevar por los defectos de inútiles que son sus compadres”, sentenció.
¿Así o más fuerte? Tiempo después, Carlos Meza arribó a la dirigencia municipal de su partido y mucho se especuló sobre su “luna de miel” que empezaría con Zavala. Hoy Meza demuestra lo contrario. Resulta que en días recientes, Meza ha vuelto a criticar el activismo y manipulación de los programas a cargo del secretario de Desarrollo Social. La escena fue de antología: era una reunión con líderes priistas en la Junta Auxiliar de Romero Vargas. El presidente auxiliar hacía uso de la palabra y agradecía (ante los más de 50 seccionales) “el apoyo y la preocupación del licenciado Zavala hacia Romero Vargas”. En ese momento, Carlos Meza, en su papel de presidente del PRI, interrumpió al inocente presidente, y se refirió a la multitud (perdón, a los 50 seccionales) para decirles que esos beneficios no eran gracias al licenciado Zavala, sino al gobernador Marín y a la presidenta Blanca Alcalá. El presidente auxiliar, como niño regañado ante sus compañeritos, no tuvo más que retractarse y sumarse a la voz de su líder municipal de no dejarse engañar por el “delfín”.
Los “orejas” zavalistas de inmediato se comunicaron para informar lo sucedido, llegando rápidamente la noticia a oídos del secretario Zavala quien, al enterarse, no tuvo más remedio que decir “pinche Meza” y desquitarse con sus asistentes.
Mucho se ha escrito acerca de la llegada de Carlos Meza como presidente del PRI, que si era o no una posición acorde a su trayectoria, que si es un trampolín, etcétera, etcétera. Lo cierto es que si algo hay que reconocerle a Meza, es su arrojo y su congruencia. Ojo, no con esto quiero decir que Carlos Meza sea una especie de Elena Poniatowska ni de subcomandante Marcos, pero tampoco se le puede cuestionar su congruencia por aceptar la dirigencia de su partido. ¿Quién envió a Carlos Meza al PRI municipal: Javier López Zavala o Mario Marín? La respuesta es obvia. Ahora, ¿a qué fue enviado?
Meza llegó al PRI con dos propósitos (uno personal y otro por encargo).
1.- Proyectarse para una diputación federal.2.- Servir de tapón a la campaña zavalista.
El primero es claro, ante la imposibilidad de ingresar al gabinete marinista (por cuestión de compatibilidad y de adaptación), Marín y Meza pactaron una diputación federal (como cuando Meza obtuvo una diputación local dentro del paquete de negociación entre Marín y Melquiades). Sin embargo, como el monopolio de las diputaciones plurinominales lo tiene el Comité Ejecutivo Nacional del PRI y no Marín, si Meza quería llegar a San Lázaro tendría que hacerlo con méritos propios, es decir, haciendo campaña. ¿Desde dónde? Desde el PRI Municipal. Ya en muchas ocasiones hemos hablado de la necesidad de Marín de contar con el mayor número de diputados federales en la próxima legislatura, ¿quién mejor que Meza para coordinar a la fracción de diputados priistas poblanos en San Lázaro?
Segundo: Javier López Zavala no es el “delfín” marinista. Y si algún día lo fue (que no lo dudo), hace mucho que perdió esa condición. Al día de hoy el gobernador tiene cartas más fuertes para jugar la sucesión. ¿Sus nombres? Blanca Alcalá y Enrique Agüera.
¿Por qué entonces permite Marín tanto activismo de Zavala si ya tiene en mente otras personas? Primero por estrategia y después por afecto (sí, aunque suene cursi). La estrategia de Marín de permitir que todos los reflectores y todas las miradas se vayan con un personaje equivocado es para desviar la atención y limpiarle el camino a quien decida finalmente apoyar. Muchos presidentes de la República hicieron el mismo juego con excelentes resultados (en el libro La herencia, de Jorge Castañeda, se narra de manera exquisita dicho juego de poder).
Ahora bien, Zavala es una creación de Mario Marín, ha sido (y lo digo con el mayor de los respetos) su chofer, su asistente, la persona que le cargaba los papeles, su secretario particular, en fin, su creación. Por tal motivo, Marín —más allá de verlo como un colaborador más— lo ve como un hijo, con muchísimo afecto. Por tanto, el hecho de quitarle la ilusión de ser gobernador es algo que no quisiera hacer Marín, por eso la importancia de Meza. Marín necesitaba jugar al “policía bueno y policía malo” para limitar (no frenar) las aspiraciones de su ahijado. La pregunta para Marín era: ¿qué personaje tendría la suficiente capacidad para decirle que no a Zavala (y que éste obviamente no pataleara)? ¿Armenta? ¿Carmona? ¿Gerardo Pérez Salazar? ¿A quién de los integrantes del gabinete podría encargar esa misión, si la mayoría compagina con Zavala, y los pocos que no compaginan, no cumplen con el perfil de dirigir al partido?
¿Se da cuenta? Marín (fiel a su estilo) encontró en Carlos Meza la posibilidad perfecta de matar tres pájaros de un solo tiro:
1.- Tener de cerca a Meza.2.- Quedar bien con Don Manuel (Bartlett)3.- Atarle las manos a su muchacho hiperactivo (Zavala).
Así las cosas, ¿alguien puede seguir diciendo que se puede dar una imposición?
¿Alguien puede seguir diciendo que Meza cantó la palinodia con su llegada al PRI?